Reseña | ‘La Bruja de Blair’
En 1999 los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez crearían un parteaguas en el cine de terror con El proyecto de la Bruja de Blair, en donde tres jóvenes cineastas realizan un documental sobre una leyenda local llamada “La bruja de Blair”. El metraje final se presentaría como un grupo de cintas recuperadas luego de que los jóvenes nunca más vuelven a aparecer. Con un escaso presupuesto de 60 mil dólares, la cinta ha recaudado casi 249 millones alrededor del mundo. En el 2000 tuvo una secuela alejada completamente de la idea original, la cual no tuvo el mismo éxito de la primera.
Este año Adam Wingard, quien se ha ganado cierta reputación en el cine de horror con cintas como Tú eres el próximo, V/H/S (Tape 56) y el cortometraje para The ABC’s of deaht, Q is for Quack, presentó su más reciente proyecto The Woods, cinta de terror que retrataría a un grupo de jóvenes intentado escapar de un bosque maldito. No fue hasta la Comic-Con 2016 que se reveló que el verdadero nombre de la cinta era Bruja de Blair y sería una secuela directa de la primera parte estrenada en 1999.
La trama muestra a James, hermano de la desaparecida Heather (la única mujer de la primera entrega), quien tras recibir un extraño video, cree que podría encontrar una pista al paradero de su hermana o al menos saber que fue lo que sucedió en el bosque Black Hills, Maryland. James y un grupo de compañeros universitarios deciden adentrarse en el bosque, a pesar de todos conocer la leyenda y los riesgos a los que se enfrentarán. Justo cuando las cosas salen mal y necesitan salir de ahí, el bosque parece interminable y la salida se vuelve una ilusión. Ahora sus vidas corren grave peligro.
A pesar de ser una secuela, es inevitable hacer comparaciones con la cinta de 1999. Una de las cosas que se le aplaude es la fabulosa edición de sonido, que sin duda logrará hacer que brinquen de su asiento algunas veces. Otra es el uso de la tecnología, pues al utilizar drones, cámaras diminutas y demás, se crea un mockumentary más creíble en cuanto a sostener una cámara hasta el final de la cinta, cosa que en la mayoría de falsos documentales se siente forzado.
El problema de la película de Wingard es que falla donde Myrick y Sánchez lo logran. Con un muy modesto presupuesto lograron crear una ambientación de suspenso incluso antes del estreno del filme; primero con una excelente campaña de publicidad y marketing implementaron sitios web y anuncios de los tres jóvenes desaparecidos; luego una forma poco convencional de grabar una cinta: los tres actores desconocían gran parte de los detalles de la historia, eran asustados por las noches para darle mayor realismo a la trama. Al final, los directores lograron entregar una historia realmente escalofriante sin la necesidad de mostrar nada, pues he ahí donde radica nuestro mayor miedo… el miedo a lo desconocido.
Adam Wingard se enfrenta al reto de que las nuevas generaciones creen que lo han visto todo, por lo que asustar al público cada vez es más complicado; al comienzo toma la decisión de seguir la misma fórmula que su antecesora, lo cual se agradece mucho; el detalle son los últimos minutos, que bien podrían considerarse los mejores o los peores de la película entera. La decisión que toma para lograr dar el susto final es mostrar lo que no debe ser mostrado, enseñarnos que nuestro miedo tiene una forma corpórea y que existe, está ahí; y es ahí el mayor problema de la cinta, pues rompe con el concepto de leyenda, no sólo para los jóvenes del filme, sino para el espectador que ingresa a la sala esperanza de ver algo pero a la vez de no ver nada, pues la incertidumbre de lo que puede haber ahí, en el bosque, es peor.
Al final, Bruja de Blair, cumple con el objetivo de entretener y por momentos asustar. Una forma correcta de regresar al Bosque Black Hills, pero que al terminar deja un sentimiento de que faltó algo más… de que pudo ser mejor.
Título original: Blair Witch
Dirección: Adam Wingard
Guión: Simon Barrett
Elenco principal: James Allen McCune, Callie Hernandez, Corbin Reid, Brandon Scott, Wes Robinson & Valorie Curry.
