Un misterio diluido y cargado de clichés

Un misterio diluido y cargado de clichés

Entre más crece uno, más inevitable se vuelve usar los refranes con los que papá y mamá nos educaron para referirnos a cualquier cosa que consumimos o cualquier momento de la vida que nos hace sentir que lo merece. A mí me llegó de esos momentos al terminar de leer «La Luna del Cazador» , novela escrita por los españoles Geòrgia Costa y Fernando Alcalá.

Y la frase fue: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, que mi mente eligió por una simple razón: a mi parecer, el texto se jacta de ser una historia del subgénero Dark Academia con tintes demasiado oscuros y un suceso tan sorprendente que aparentemente es necesario vivirlo momento a momento para llegar a las entrañas de su misterio sin perderse en el proceso. Peeero… la realidad es que no.

No era necesario embutirnos en la mente de los 6 personajes principales para llegar al meollo del asunto, ni chutarnos sus pensamientos de adolescente pedante y perturbado para comprender del todo su manera de actuar, la cual, de hecho, es incongruente en varios de ellos, pero me voy a detener un poco aquí para dar más contexto.

Empezar una novela de fantasía con toque thriller con una escena sexual entre dos adolescentes podría parecer arriesgado en principio para algunos porque, pese a que vivimos en una sociedad que ha luchado por liberar la sexualidad de los tabúes en los que se la ha cazado desde siempre, aún quedan remanentes que podrían causar atisbos de pudor.

Sin embargo, y gracias a dicha liberación, la acción se volvió trillada por culpa de las novelas exóticas que surgieron después de “Crepúsculo” y su fan fic ‘cachondo’, “50 Sombras de Grey”, al grado de que en lugar de resultar acertada, puede verse como un movimiento cliché y hasta desesperado por el ansia de querer acaparar la atención de un público difícil de entretener como es el juvenil de nuestros días. Sabemos que el sexo vende, pero pensar que los jóvenes lo consumen de manera descontrolada como una especie de droga y que son lo suficientemente ineptos como para darse cuenta de ello no es transgresor sino inconsciente e irresponsable.

Pero bueno, así es como arranca este texto, que poco después da la primera pista del rumbo que aparentemente tomará el resto de su historia: el sonido de unas campanadas venido de sabrá Dios dónde y que sólo este par de calenturientos y otras 3 personas más fueron capaces de escuchar.

Consecuentemente, los 5 descubren que, al parecer, dicho sonido se trataba del llamado de la Cacería Salvaje, un mítico grupo sanguinario de seres sobrenaturales que cada cierto tiempo busca a algunas víctimas para saciar su sed de sangre y destrucción, por lo que escuchar su clamor solo podía significar el peor de los presagios, ya que era sinónimo de haberse convertido en su presa.

Claro que suceden eventualidades varias antes de que estos muchachos logren ser conscientes de su condición, lo que ayuda a que el lector conozca mejor su entorno físico y psicológico para ‘empatizar’ con ellos. Así, sabemos que el conjunto forma parte del alumnado de un internado irlandés para jóvenes problema ingresados con la intención de que se sometan a un proceso de rehabilitación que los ayude a convertirse en personas de bien.

También llegamos a conocer el pasado de todos, que se mezcla con momentos de la actualidad para no revelar tantos detalles que pudieran hacer que una trama de por sí cargada de infantilismos y lugares comunes decaiga con mayor facilidad (si puede), por lo que al mismo tiempo se nos permite vislumbrar las relaciones que tienen entre ellos y cómo éstas podrían afectar sus decisiones futuras.

Así, tenemos a:

  • Connor: un joven promesa con cuerpo de atleta, una personalidad agradable y madera de líder que, debajo de esta fachada, esconde a un ser más violento, depresivo y pasional.
  • Sofie: quien parece la típica cara bonita que encuentras en las redes sociales, pero que contiene algunas capas internas que revelan una personalidad artística y curiosa mientras que, al mismo tiempo, resguardan algunos secretos.
  • Lily: la mayoría la ve como la típica freak que viste con ropa oscura y a la que nadie se le acerca, pero su personalidad es mucho más oscura de lo que dejan ver sus acciones, por lo que no resulta sorprendente que su motivación principal sea la venganza.
  • Sebastian: es el estereotipo del niño rico problemático que se siente merecedor del mundo simplemente por existir. ¡Ah! Y para añadirle más cliché al asunto: es de los que ama esconder sus emociones detrás de una actitud sarcástica. Qué novedad…
  • Zeke: un estereotipo más; en este caso, el del bad boy de baja cuna con aires de seductor y personalidad “peligrosa”, que sale caritativo cuando se trata de sus allegados o la persona que le gusta.

Es entre flashbacks, escenas muy a la Sherlock Holmes para Dummies, momentos calenturientos y encuentros light con la muerte que estos 5 van develando la verdad sobre las fuerzas que los asechan y sobre los responsables de su miseria, destapan un complot que lleva años desencadenando y deciden cuáles deberían ser sus siguientes pasos y cómo podrán defenderse ante un enemigo al que ni siquiera pueden ver.

Y claro que tiene algunos giros de tuerca para echarle más crema a sus tacos, cómo no; lo triste es que la mayoría son tan predecibles que solo logran empantanar la trama hasta convertirla en una especie de confesionario para niños quejumbrosos que se va alejando más y más de ese toque misterioso que prometió pero apenas esbozó.

Aunque hay una que otra cosa que sí se salva entre tanto fango verbal: algunas descripciones dan un contexto aceptable sobre su ambientación (un lugar lúgubre y tenebroso escondido en lo profundo de un bosque); trata el folclore irlandés con bastante respeto para intentar nutrirse de él; y toca ciertos temas de los que sí es necesario hablar para dar apoyo a verdaderas víctimas que han sufrido situaciones similares, como el acoso, la violencia intrafamiliar y la impotencia de velar por la salud mental.

La mayor lección que me dejó esta novela ni siquiera está dentro de su historia sino en la experiencia propia que viví gracias a ella: hay que dejar tener altas expectativas de las cosas; no vaya a ser que uno espera embarcarse en una aventura para encontrar oro y no termina recogiendo ni leña. Y con respecto al texto, lo último que puedo añadir es que no creo regresar a él en mucho tiempo, pero quizás tú, me lees ahora, podrías darle una oportunidad para que generes tu propia opción.

¿Te gustó el contenido? Sígueme en Instagram para disfrutar de otras reseñas similares de libros, películas y series: @hasv55.

 

Deja un comentario

Descubre más desde CineMedios

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo