Wanda Maximoff y Vision llegan a vivir al pueblo de Westview, donde tendrán que esconder sus súperpoderes para acoplarse a la vida mundana de los suburbios. Sin embargo nada es lo que parece y poco a poco la realidad comenzará a desvanecerse.

Después de que Avengers: Endgame se estrenará hace casi dos años, el futuro del UCM parecía incierto ¿Que podría hacer Marvel para mantener viva la franquicia? Debido a la pandemia, los pocos estrenos en cines que tenían, como Black Widow, fueron retrasados, pero pandemia o no, Marvel ya sabía cual sería su siguiente jugada: Las series.

Aunque no era lo planeado, WandaVision se convirtió en la primera serie de Marvel lanzada en Disney+. Por mucho tiempo se trató de un secreto, nadie sabia de que trataba, nadie sabia quien, además de los personajes que le dan nombre, estaría presente, nada. Solo sabíamos que estaría haciendo una especie de homenaje a las sitcoms estadounidenses y eso fue lo único que se nos vendió.

En enero pasado se estrenaron los primeros tres episodios, que si bien carecían de una narrativa estricta que seguir, resaltaban por su juego de estilo que emula a la perfección series de los 50’s, 60’s y 70’s. Sin embargo las referencias no se quedan ahí, sino que se extienden al UCM mismo, la serie exige que el espectador conozca la historia del universo y que ponga atención a los pequeños detalles que se vuelven de suma importancia conforme avanza la trama.

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Con el cuarto capítulo quedaron más claros los cimientos de la serie, se rompe un poco la estructura de homenaje y se abre paso a introducir personajes fuera de la realidad de Wanda. Se nos ofrecen respuestas y se presentan más preguntas que enganchan al espectador y lo mantienen interesado de lo que sucede. Lo que hace tan particular a la serie hasta este punto es su negación por tener una narrativa convencional, que no solo es extraordinaria para el UCM, sino para la televisión en general. WandaVision es una serie, pero en muchas formas, es más cinemática que varias de las películas de Marvel.

Es a partir del episodio cinco que la serie gradualmente toma un rumbo más genérico, la narrativa se vuelve lineal, clara y sobre explicada, en otras palabras, como el clásico producto de Marvel. Lo cual no es necesariamente malo, sin embargo contrasta gravemente con el estilo más libre que se manejaron en los primeros episodios. Por lo tanto pierde algunas de las características que le daban una identidad única con tal de que al espectador se le haga más sencillo seguirle el paso a la trama. Si antes le exigía atención, en estos capítulos lo lleva de la mano. 

Afortunadamente llega el capítulo ocho, el cual si bien como dije, nos lleva de la mano a explicar ciertos aspectos de la trama, brilla por ser una exploración en la mente de Wanda que está sufriendo por el duelo de haber perdido a todos sus seres queridos. Al mostrarnos la razón por la que Wanda usa sitcoms familiares para escapar de su realidad, la serie llega a su cúspide emocional, en la que las acciones de Wanda, correctas o no, quedan justificadas para el espectador que se siente conectado con el personaje, pues la empatía con ella es tangible.

Entonces cuando WandaVision está en su punto más alto, llega el final y es en resumen, decepcionante. Poco me importaron la teorías de los fans, sobre Mefisto y los cameos sorpresa, esas son expectativas de humo creadas en redes sociales. Lo que si es que la serie por sí misma me hizo esperar un final a la altura de los mejores episodios y eso no sucedió.

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En teoría el final cumple con lo esencial, la historia de Wanda con Vision queda cerrada, su despedida es un momento muy emocional y está bien ejecutado. Sí, eso está bien ¿El problema? Que es un final tan seguro que la ejecución resulta pobre, como no hay una sensación de riesgo, no hay posibilidad de sorpresas, el guión se siente flojo y descuidado. Pues con tal de cerrar la trama principal, hace a un lado las numerosas subtramas que estableció anteriormente, algunas con la excusa de que serán más importantes en entregas futuras y otras, como la del falso Pietro, que solo estuvieron ahí para enganchar al espectador con humo, una estrategia de marketing, pues.

De nuevo, no es que tuviera que aparecer Dr. Strange para que fuera un buen capítulo, sin embargo la dirección que tomaría el final era tan obvia que resulta decepcionante que si la hayan seguido al pie de la letra. Es que este final se tropieza con los peores aspectos de Marvel, secuencias de acción estruendosas con efectos especiales deficientes y la inevitable necedad de tener que convertir todo en un comercial para las películas y series siguientes. 

En el centro de todo se encuentra Elizabeth Olsen como Wanda Maximoff, que si bien ha formado parte del UCM por casi seis años, nunca se le había dado el enfoque a su personaje que tenía merecido. Wanda es por mucho de los mejores y más complicados personajes del universo y aun con todo y sus fallas, WandaVision le hace justicia a su desarrollo, pero este no sería igual de poderoso si no fuera por la magnífica actuación de Olsen. Desde tener que usar habilidades cómicas en los primeros capítulos, que quizá antes no había puesto a prueba, a tener que cambiar el tono de su interpretación en cuestión de segundos para acoplarse al tono melancólico de la historia. Me atrevo a decir que en los 13 años de UCM, nunca habíamos visto una actuación a este nivel. 

Pero ¿Qué sería de Olsen sin Paul Bettany? Vision apareció al mismo tiempo que Wanda y tampoco se le había dado protagonismo, incluso murió antes de tenerlo. Pero Bettany tuvo una segunda oportunidad para demostrar que es capaz de darle vida y carisma a un personaje que carecía de esto en su naMcimiento. Quizá sea una de las últimas veces que lo veamos en el personaje, pero su trabajo es tan bueno que desearía que se quedara un poco más con él. Aunque sus papeles son cortos e incluso algunos llegan a ser desperdiciados, Teyonah Parris, Kathryn Hahn, Randall Park y Kat Dennings, también hacen muy buenas interpretaciones.

En conclusión, WandaVision sigue siendo una buena serie, es entretenida y sumamente emocional. Pero no puedo dejar de insistir en que Marvel tenía la oportunidad de crear un producto que trascendiera las convenciones del cine y la televisión, de crear algo totalmente único. Lamentablemente no tuvieron la confianza o compromiso de mantener constante el estilo de sus primeros capítulos, se conformaron por seguir la fórmula de sus películas, siempre por lo seguro. Tal vez debería dejar de creer que Marvel se va a atrever a hacer algo nuevo, a este punto no sé porque me permito engañarme de esa manera.

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