Reseña Musical | ‘Senderos de Traición’

El Mar No Cesa (1988) fue el primer álbum de estudio de la mítica banda Héroes del Silencio, sin embargo Bunbury y compañía no estaban conformes con el resultado, pues según ellos el sonido que los caracterizaba en sus presentaciones en vivo no se lograba en este disco, las baterías sonaban electrónicas, las guitarras aburridas y los teclados excesivamente poperos, es por eso que solo un año después la banda sacó En Directo (1989), con las canciones del grupo recogidas de su presentación en Villanueva del Arzobispo en septiembre de ese mismo año.

La conjunción de esta experiencia en vivo y su mal sabor de boca con el álbum anterior fueron el catalizador para la realización de Senderos de Traición (1990), el cual finalmente tuvo el sonido crudo y serio que la banda buscaba con la ayuda del productor Phil Manzanera (Roxy Music).

Las grabaciones para el álbum tomaron apenas unas semanas, según declaraciones de la banda la confianza que tenían en Manzanero era tal que grabaron las canciones con total libertad. Una vez terminadas las grabaciones el material viajó a Londres para ser mezclado en los Metropolis Studios.

El álbum abre con dos de los temas más emblemáticos y conocidos de la banda, los cuales también fueron utilizados como sencillos con videoclips para promocionar el álbum, los temas son Entre Dos Tierras y Maldito Duende.

Entre Dos Tierras es la perfecta presentación para el álbum, la canción abre con un sonido de viento que da a la imaginación la sensación de estar en un desierto, como un sendero vacío, que le da paso a una guitarra con delay que se expande en ecos a través de los oídos, para dar pie a la batería de Andreu, contundente desde su primer golpe, el riff de la guitarra encuentra su lugar junto antes de la elegante y fuerte voz de Bunbury que junto con una misteriosa letra le reprocha al oyente con un contundente grito que todos alguna vez hemos dado en alguna fiesta y que no hace más que llenar de escalofríos el cuerpo, para culminar en un solo de guitarra de las prodigiosas manos de Juan Valdivia que se sigue sintiendo fresco, a la vez que poderoso.

Maldito Duende baja el ritmo para pasar un poco a la elegancia y calma de la voz de Bunbury que de a poco regresa a su característica fuerza para un coro que de algún modo nos obliga a cantar con él una letra que, según los rumores, habla sobre la adicción a la cocaína.

La Carta nos lleva por una historia de desamor, sin dejar de lado el rock serio y crudo que terminará por marcar a la banda en toda su carrera y del que todos los fanáticos nos enamoramos en algún momento. La melodía de la letra se mezcla perfectamente con los instrumentos, a los que se les da aire para tener la fuerza que la banda buscaba. Malas Intenciones se une al sentimiento de la canción anterior, ambas historias de amores fallidos que nos hacen recordar a esos corazones que por una u otra razón terminaron lastimándose entre sí, que lloran de dolor en su soledad sin querer recordar, mensaje que es perfectamente llevado por la contundente voz de Bunbury.

Sal podría pasar por una introducción para Senda, pero más bien cumple la función de una introducción, una suerte de advertencia de lo que viene, que no es más que un in crecendo de temas que aumentan su fuerza y potencia conforme van pasando, comenzando con Senda, que cuenta con uno de los gritos más escalofriantes y sorprendentes de Bunbury en toda su carrera, tanto solista como siendo parte de Los Héroes.

Hechizo vuelve a abrir con la guitarra y después la batería, pero no con la contundencia de Entre Dos Tierras, la propia banda sabe que no hay forma de volver a llegar a ese nivel de éxtasis con el que dejaron atrás El Mar No Cesa (1988), sin embargo no por ello la fuerza se reduce, sino que se mantiene en una línea constante donde la voz de Bunbury trae una letra por momentos onírica y por otros surreal, que se acompaña de la roquera guitarra que vuelve a sorprender con su solo de guitarra, corto pero atrapante. La canción cierra con una cuenta regresiva que genera la expectativa de una explosión de sonido que no llega, en su lugar llega Oración, más tranquila que su predecesora, retoma el estilo de La Carta y Malas Intenciones, con un hermoso dueto entre la guitarra y la voz, la canción sube un escalón en el in crecendo que se nos presentará, luego de un puente donde las percusiones y las guitarras acústicas hacen lo propio junto a la guitarra eléctrica, Bunbury vuelve a sorprender por la fuerza de su voz que ni por un segundo flaquea ante los retos que se impone a sí mismo al no solo cantar, sino gritar con la potencia que lo caracteriza.

Despertar inicia con un verso rítmico que atrae al oído a escuchar con atención la letra, la cual sigue la línea de ser criptica y misteriosa más que explicativa o propositiva, pero que parece hablar sobre una especie de sueño (o quizás pesadilla) de la que se olvida al despertar, o de la que finalmente se da cuenta al abrir los ojos pero prefiere ignorarla.

Decadencia abre como si se tratase de un show, la guitarra abre con un pequeño arpegio junto a un high hat, los cuales juntos se transforman en un arpegio más complicado y un set de batería completo que van aumentando su potencia, al principio parece que volveremos al estilo de Malas Intenciones que escuchamos antes, sin embargo la dupla de Valdivia y Andreu nos hace tragarnos nuestras palabras para darle paso a un rock pesado que termina por volverse indispensable en las presentaciones en vivo de la banda y que todos los asistentes corean. El puente musical le abre paso a uno de los instrumentos que menos se escuchan y a los que muchas veces se les quita protagonismo, el bajo a cargo de Joaquín Cardiel, que con unas cuantas notas logra crear expectativa sobre lo que vendrá, y no decepciona, Valdivia vuelve a hacer gala de su guitarra. Conforme la canción avanza se vuelve evidente que Bunbury disfruta de la canción.

Con Nombre de Guerra se une a Roxanne (The Police) como una canción más en la lista de aquellas dedicadas a prostitutas, sin embargo aquí Bunbury, a diferencia de Sting,  es consciente del arreglo que hay entre ambos, no hay sentimientos de por medio, solo un intercambio superficial y banal que no irá más allá de una noche, sin embargo conforme la canción avanza va dando una sensación de deseo y a la vez de soledad que hace pensar que hay algo más en esta historia.

El Cuadro II se da el lujo de ser un cierre distinto, empezando con un piano de estilo barroco que hace regresos constantes a lo largo del tema, pero sin olvidar el estilo crudo que se buscaba. La canción hace referencia a uno de los trabajos de Andy Warhol, simplemente titulado Pistola (que carga con su propia historia), según algunas interpretaciones la canción es una expresión de paranoia, producto de las drogas. La canción carga con un aire tétrico y onírico que dan la sensación de estar encerrado en una mansión o museo.

Y es así que cierra Senderos de Traición, un trabajo que tanto fanáticos como la misma banda catalogan como el mejor de su carrera, no solo por finalmente lograr el sonido que buscaban, sino por ser la perfecta conjunción del espíritu de la banda como del estilo en sus letras y composiciones, sin dudas es una perfecta introducción para quienquiera que busque descubrir o redescubrir a una de las bandas más reconocidas de España.

Deja un comentario

Descubre más desde CineMedios

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo