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A diferencia del cine, en la industria de los videojuegos no aplica el popular dicho “las segundas partes nunca fueron buenas”. Y es que en esta industria, es una constante que cuando un juego sale bien, su secuela directa solo puede salir mejor.

Recientemente, esta “ley” se ha presentado con God Of War Ragnarok, Star Wars Jedi: Survivor y Horizon Forbidden West, pero también había ocurrido en el pasado con Red Dead Redemption 2, Mass Effect 2, Portal 2 y Uncharted 2. De hecho, la única secuela de videojuego que se me ocurre que es inferior al original es Dark Souls 2.

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom continúa con la tradición de ser mejor que su antecesor y eso no es una hazaña sencilla, puesto que Breath of The Wild es uno de los mejores juegos de la anterior década, sin duda entre los mejores 5 de cualquier ranking.

Honestamente, cuando anunciaron Tears of the Kingdom, jamás pensé que siquiera tuviera la misma repercusión que su antecesor en 2017. Para mí no era posible el hecho de que un juego innovador, de una saga tan icónica, podría ser “reemplazado” por un sucesor que a plena vista parecía ser casi lo mismo: el mismo estilo de arte llamativo, sencillo y efectivo, las mismas animaciones, el mismo mapa, las mismas dinámicas, etcétera. ¿Pero por qué Tears of the Kingdom es mejor?

La historia de Tears of the Kingdom retoma los eventos de Breath of the Wild, con Link y Zelda investigando unas ruinas ominosas debajo del Castillo de Hyrule. Sin embargo, pronto se separan nuevamente tras hacer un descubrimiento peligroso, y Link se encuentra con un nuevo brazo derecho. A partir de ese momento, adquiere nuevas habilidades en su búsqueda por encontrar a Zelda. Dado que se trata de una aventura de mundo abierto, el ritmo y el impacto de la historia pasan a un segundo plano, dejando lugar para que los jugadores exploren libremente el vasto mundo de Hyrule y hagan sus propios descubrimientos.

¿Por qué TOTK es mejor que BOTW?

Es evidente que, en estos últimos seis años, el equipo de Zelda, dirigido por Eiji Aonuma,  se dedicó añadir elementos que pudieron estar ausentes en la anterior obra maestra; como por ejemplo, si el mundo abierto de Breath of The Wild te pareció vacío, aquí encontrarás más contenido como enemigos dispersos, bosses, cuevas secretas, misiones secundarias, NPCs, las plataformas aéreas, las subterráneas… No hay forma de que no sientas que hay más por hacer.

Si sentiste que la historia de Breath of The Wild es poco interesante, para esta entrega se desarrollaron más cinemáticas que ofrecen un mejor contexto de lo que está sucediendo.

Si el tema de las armas te frustró en el primer juego, porque se rompen o sentiste que no había mucha variedad, aquí hay un sinfín de armas que puedes crear con la habilidad de combinación, que te abre un inmenso abanico de posibilidades a la hora de craftear equipo. Si consideras que el anterior juego era muy fácil, aquí te espera un mayor desafío.

En fin, el equipo de Aonuma identificó bien las “quejas” de los jugadores en el anterior título para hacer de este nuevo una versión innegablemente superior.

Ahora, lo que principalmente distingue a este título con el anterior, son los poderes básicos que tienes para resolver puzzles, superar templos y combatir enemigos. En las primeras horas de juego, tienes cuatro nuevos poderes, gracias al brazo mágico de Link: Ultra Mano, te permite mover y pegar objetos con una especie de telequinesis; Infiltración, subes hacia plataformas superiores de manera vertical; Retroceso, regresar el tiempo para ciertos objetos y Combinación, para craftear armas o unir ciertos elementos a tu equipo.

Por ejemplo, pude unir mi escudo a barriles explosivos usando Combinación, de manera que cuando los enemigos me atacaban y me cubría, los mandaba a volar con una potente explosión

Los santuarios en este juego se sienten mejor preparados y las dinámicas planteadas, con base en las nuevas habilidades, son mucho más divertidas y abren la posibilidad a más formas para resolver los puzzles.

Como detalle simpático, los caballos que hayas tenido registrados en tus ranchos durante tu partida de The Breath of The Wild, puedes usarlos en Tears of The Kingdom, solo debes asegurarte de jugar con la misma consola y cuenta. Esta adición aporta en buena medida a la sensación de continuidad del anterior juego con este.

Vuelven los templos clásicos

Breath of The Wild reformuló la saga como la conocíamos, y eso no gustó a un sector de fans. Aparte de las armas que no se rompen, otro elemento que se extraña son los templos. Mientras que en BOTW los templos eran como un gran puzzle, aquí vuelve el formato clásico de templos, que ofrecía diferentes salas en las que se superaban distintos retos, y había que averiguar hacia donde ir primero.

Si bien no todos los templos de Tears of the Kingdom vuelven a la fórmula clásica, se intenta mantener lo mejor de ambos mundos.

Además, la inclusión de mapas más amplios y la presencia de compañeros de aventura hacen que la experiencia sea más enriquecedora y menos solitaria. ¿Recuerdan lo frustrante que era cargar con la princesa Zora en Ocarina of Time cuando Link es niño? Bueno, aquí los acompañantes sí aportarán su apoyo para la aventura.

Así que, en conclusión, en lugar de reinventar completamente el mundo, Tears of the Kingdom expande y evoluciona lo establecido en Breath of the Wild. Esto puede generar sentimientos encontrados entre los jugadores, ya que algunos podrían esperar un escenario completamente nuevo. Sin embargo, para aquellos que disfrutaron del vasto y detallado mundo de su predecesor, esta continuidad ofrece una sensación de familiaridad y la oportunidad de descubrir nuevos secretos y desafíos en lugares que ya conocen.

Lo criticable

Aunque la estabilidad general del framerate (30fps) es notable, algunos momentos específicos de interacción, como al usar poderes o realizar determinadas acciones con el caballo, pueden generar pequeñas interrupciones en la fluidez del juego.

El manejo del caballo lo seguí sintiendo incómodo y poco responsivo, sobre todo si lo comparamos con el manejo del caballo en Elden Ring.

El poder de manipulación tiene una brecha de aprendizaje considerable, pues la rotación no es muy intuitiva y puede costar trabajo hacer las cosas al principio.

Es demasiado predecible como al principio del juego te presentan con un montón de upgrades, incluyendo la Espada Maestra, para luego nerfearte de forma odiosa. En pleno 2023 no es necesario que hagan las cosas así. En Star Wars Jedi: Survivor, el protagonista empieza con todas las mejoras que se supone que obtuvo en la anterior entrega, y aun así el juego se las arregla para que los sigas mejorando en esta nueva etapa para él.

Finalmente, aunque el juego brinda mucho más contenido y actividades secundarias por el camino, la línea principal de misiones cuenta con exactamente el mismo tipo de progresión, siendo las ubicaciones para las misiones principales las mismas que en el anterior juego. Y no es que esto sea algo malo, pero sí que es predecible.

Muchos critican el uso del mismo mapa de Hyrule que en Breath of The Wild, pero la verdad creo que es uno de los mayores aciertos, considerando lo enriquecido de contenido que está ahora. Es como disfrutar de la versión completa, cuando no sabías que estaba “incompleta”.

Conclusión

The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom es una emocionante y compleja travesía que se destaca por su jugabilidad imaginativa y aventurera.

Por ahí se dice que este es el “nuevo mejor juego de la historia”, y si bien creo que hay mucha subjetividad en esa idea, sin duda es uno de los mejores juegos que he jugado en mi vida.

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