En 1988, Don Mancini escribió El Muñeco Diabólico (Child’s Play) dirigida por Tom Holland, una película de terror cuyo éxito le hizo tener numerosas secuelas que 30 años después, siguen estrenándose, siendo la última, en 2017. Es por eso que la noticia de un reboot fue polémica, ya que la saga original sigue en desarrollo, con planes para una serie. En esta época de reboots y remakes de sagas que han trascendido en la historia, es difícil tenerles confianza, este podría ser uno de esos pocos casos en los que un reboot, da buenos resultados.

El producto más reciente de la compañia Kaslan, Buddi, un muñeco amigable con los niños que, por si fuera poco, es un asistente personal; tiene la capacidad de conectarse a cualquier aparato electrónico y manipularlo. Karen, una madre soltera, se lleva a casa un Buddi descompuesto que fue devuelto a la tienda donde trabaja. Ella se lo regala a su hijo Andy, para ayudarlo a sentirse más seguro en su nuevo hogar. Poco a poco, Andy crea una relación con Chucky, sin saber que las fallas en su programación lo harán más peligroso de lo que parece.

Con la película original, Mancini jugó con varios de los miedos o preocupaciones de la población Americana en décadas anteriores, asesinos seriales y brujería siendo los principales. En este reboot, el primer acierto que tiene es adaptar su historia a nuestros tiempos en lugar de replicarla, es por eso que ahora, el escritor Tyler Burton Smith y el director Lars Klevberg, juegan con el miedo actual más importante, el mal uso de la tecnología y sus límites. Para empezar, incluso con sus protocolos de seguridad deshabilitados, Chucky no es malo porque sí, en realidad su personalidad es como la de una mascota o un niño muy pequeño, que tiene la capacidad de aprender de su entorno. Al caer en las manos de un pre-adolescente y sus amigos, Chucky aprende cosas inapropiadas, sin siquiera saber qué es correcto y qué no. Además se vuelve una especie de guardián de Andy y haría lo que sea para protegerlo.

Así es como la actitud de Chucky va progresando y sus acciones son cada vez más agresivas y es ahí cuando comienza a cometer los asesinatos. Para ser la película sobre un muñeco asesino, pone en la mesa algunas ideas que dan para discusión, la tecnología por sí sola es peligrosa, ¿o es realmente el uso que le damos? Es claro que para las nuevas audiencias, es más creíble que una inteligencia artificial en el cuerpo de un muñeco se vuelva asesina a que un hombre transfiera su alma al cuerpo de un muñeco. Que Andy sea ahora un adolescente inteligente, que conoce el internet y todo lo que trae consigo es más apropiado que un inocente Andy de seis años.

Sin embargo, la película no gasta mucho tiempo profundizando estos temas, pues no es a lo que va; tiene que hacer a un lado todos estos cuestionamientos y parte del desarrollo de sus personajes porque lo que se quiere ver es violencia explícita y hay la suficiente para mantener a los fans del horror complacidos; además de que no abusa de los jump scares para crear terror y cuando lo hace, están bien ejecutados, diferenciándola de la mayoría de las películas del género actuales.

Es claro que no se toma muy en serio, sabe que su premisa es ridícula y juega con ello, lo acepta, en lugar de aparentar que no es así. Está cargada de humor negro, así que cuando no estás viendo violencia en pantalla, no deja de ser divertida. Lamentablemente esto también implica que otros aspectos se sientan débiles, como la relación entre Andy y su mamá, Karen, interpretada por Aubrey Plaza, la cual en algún punto de la película, se queda a un lado. La relación de Andy y sus nuevos amigos es apenas importante, pues estos no son más que personajes unidimensionales y solo sirven para que la trama funcione. Mientras que la relación de Andy y Chucky está bien desarrollada, deja mucho que desear con los otros personajes, pues a la hora del clímax, no se siente la suficiente fuerza para que sea efectivo. Probablemente para la mitad de la película, nadie recuerde que Andy tiene una discapacidad auditiva.

En cuanto a las actuaciones, cada quién hace un buen trabajo, aunque teniendo a Aubrey Plaza y Brian Tyree Henry en su cast, no hacen mucho que resalte. Es Gabriel Bateman quien se roba la película, ya que de por sí, él solo carga con todo su peso. La idea de escuchar a Mark Hamill como la voz de Chucky era genial, sin embargo, esta versión de Chucky carece del retorcido carisma que hizo del original, un personaje memorable con la icónica voz de Brad Dourif; por lo que Hamill apenas y tiene material para trabajar con esta versión del personaje, al final es tan solo la voz lo que le da un poco de personalidad, si no fuera porque lo interpretó un actor del renombre de Hamill, la voz pudo haber pasado desapercibida.

Con todo y sus fallas, El Muñeco Diabólico pasa la prueba de los reboots, al adaptar su concepto a nuestra era y no sería sorprendente que a muchas personas les parezca mejor que la original. Es divertida, asquerosa y retorcida, sin embargo, solo el tiempo dirá si se volverá igual de memorable que la original, con la puerta abierta a secuelas, todo puede pasar.

chucky

Título original: Child’s Play
Dirección: Lars Klevberg
Guion: Tyler Burton Smith
Elenco: Gabriel Bateman, Aubrey Plaza, Mark Hamill, Brian Tyree Henry & Tim Matheson.

 

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