El origen del cine de terror
El cine de terror nació casi a la par del cine en sí mismo.

El cine de terror siempre ha tenido un lugar especial en nuestros corazones, haciéndonos pegar brincos inesperados en la sala y revisar dos veces debajo de nuestras camas. Su transformación a lo largo de los años es un espejo de nuestra innata fascinación por lo que tememos y la adrenalina que sentimos al confrontarlo.
Aquellos primeros sustos en pantalla
Imagina ser uno de los primeros en presenciar la magia del cine. Fue en 1896, cuando los hermanos Lumière proyectaron L’arrivée d’un train à La Ciotat. A pesar de ser una mera representación de un tren en movimiento, el público reaccionó con asombro y miedo, incapaz de diferenciar la ficción de la realidad.
Pero fue Georges Méliès, con su La mansión del diablo ese mismo año, quien dio el puntapié inicial al género tal como lo conocemos. Esta película abrió la puerta para que otros apasionados del cine se aventuraran en los recovecos oscuros de nuestra imaginación.
Francia: Donde el terror cobró vida
Al hablar de los primeros días del cine de terror, es imposible no pensar en Francia. Pioneros como Louis Lumière y Méliès nos regalaron piezas maestras como Le squelette joyeux y El Diablo en el convento. Pero no solo ellos brillaron: Alice Guy, rompiendo barreras como cineasta mujer, nos entregó Faust et Méphistophélès en 1903. Y no podemos olvidar a Segundo de Chomón, el español en Francia, con su inquietante La casa encantada.
Estos trabajos pioneros jugaron con lo sobrenatural, retando nuestra percepción de lo real y llevándonos a territorios desconocidos.
El terror cruza el Atlántico: la visión estadounidense
Si bien Francia dio vida al cine de terror, Estados Unidos tomó la antorcha y corrió con ella. En 1910, J. Searle Dawley adaptó por primera vez la inmortal novela Frankenstein, marcando así el inicio de una era dorada en Hollywood.
Figuras como Lon Chaney, con su habilidad para encarnar personajes grotescos, y Tod Browning, el maestro detrás de Drácula y Freaks, hicieron que el cine de terror echase raíces en el país. Las películas de monstruos, sobre todo, encontraron su hogar en la pantalla grande.
Década de los 30: El renacer de los monstruos
La década de los 30 fue, sin duda, un momento estelar para el cine de terror. Universal Pictures se erigió como el titán del género, con películas que se han grabado en nuestra memoria colectiva: Drácula, Frankenstein, El hombre invisible, La momia… La lista sigue.
Más allá del miedo que instigaban, estas películas dejaron huella al establecer las bases del cine de terror contemporáneo. Su estética, influenciada por el expresionismo, con ambientes oscuros y juegos de luces y sombras, se convirtió en sello distintivo del género.
“Nunca olvides que vienes de una larga lista de buscadores de la verdad, amantes y guerreros”