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Llegó a su fin la segunda temporada de Euphoria, la serie más exitosa de HBO en este momento y es necesario hablar de ella porque a lo largo de su transmisión en las últimas semanas, ha dividido la atención de sus espectadores. Llegó al punto en que algunos hasta le han perdido interés y otros la defienden a capa y espada, para ambos bandos hay buenas razones.

Si hay una palabra que defina esta entrega es inconsistente. Lo que hizo tan brillante a la primera entrega era que cada subtrama de cada personaje se conectaba cuidadosamente con la del resto, así un punto llevaba a otro y al final concluían satisfactoriamente gracias a esa retroalimentación.

En el caso de la segunda temporada, por varias razones que más adelante mencionaré, la trama no tiene esta misma estructura. Pero empecemos por el lado bueno, creo que todo lo que tiene que ver con Rue, el personaje con una concepción más personal para el creador, director y escritor Sam Levinson, pues es muy claro que su camino está construido con claridad.

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El viaje que atraviesa Rue es doloroso y en momentos llega al grado en que se vuelve un reto empatizar con ella, sin embargo siempre hay sensibilidad detrás del trato al personaje y se termina por comprender el por qué de sus acciones. Sabemos que Zendaya tiene mucha pasión con el proyecto y la refleja en especial en su interpretación que es la raíz de la empatía que hay por el personaje. En específico su trabajo en el episodio 5 fue sobresaliente.

Otro personaje que tiene una historia concreta es Lexi, quien después de estar relegada al fondo en la primera temporada, por fin toma el mando de su vida y se dispone a crear caos a su alrededor, eso sí, con buenas intenciones. Maude Apatow nació para ser este personaje que fácilmente es el que resuena con la mayor parte de los fans, verla crecer de esta manera es hasta inspirador.

Y aunque hay puntos brillantes en esta temporada de Euphoria, se siente que falta algo y a veces es en un sentido literal. Se sabe que hubieron pleitos en el set de Euphoria, el más sonado es el de Barbie Ferreira, quien interpreta a Kat, con Levinson, que llegó al punto en que la actriz abandonó el set. Esto llevo al creador a borrar casi todas sus escenas y lo único que queda de Kat, un personaje que era casi principal en la primera temporada, son unas cinco escenas regadas a lo largo de la temporada que muestran un esbozo de lo que seguramente fue una subtrama.

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Y quizá esa decisión fue como remover una pieza clave, que desestabilizó toda la historia y se trató de rellenar los huecos con otras tramas que no era de tanto interés para los fans. Esta probable re-estructuración llevó a que se sintiera que la trama se atoraba y que había mucho ruido visual para apantallar al público.

Lo que pasa es que el desarrollo de personajes como la ya mencionada Kat, o McKay (que literalmente desapareció), incluso Jules se sintieran pequeños o inexistentes. Las subtramas de Fezco, Maddy, Nate y Cassie fueron en buena parte satisfactorias, sin embargo al final se sienten anticlimáticas e inconclusas. Fue una buena temporada, pero es notable que hay elementos que no cuadran, que hay algo de improvisación mal dirigida. Simplemente pudo ser mucho mejor.

Ya sabemos que Euphoria tendrá una tercera temporada y seguramente con gusto la estaremos viendo. Lo que sí espero es que Levinson tenga más claro lo que hará con estos personajes y ojalá que pueda dejar pleitos atrás por el bien de su proyecto. La espera será larga, pero hay oportunidad de superarse.

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