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Ariel, la más joven y rebelde de las hijas del rey Tritón, que sueña con viajar más allá del mar y ver el mundo. En sus viajes a la superficie, acaba conociendo al príncipe Eric y enamorándose de él. A pesar de que las sirenas tienen prohibido relacionarse con los humanos, la joven sirena decide seguir su corazón y hace un trato con Úrsula, la malvada bruja del mar, para poder experimentar la vida en tierra firme. El problema es que este trato pone en peligro la vida de Ariel y la corona de su padre.

Los remakes live action de los clásicos animados de Disney han causado muchas reacciones negativas entre los fans de la empresa, sin embargo ninguna de estas películas ha cargado con tanta polémica como el remake de La Sirenita. Personalmente nunca he visto completa la versión original de La Sirenita, por lo que poco me importa lo leal o respetuoso que es este remake, no hay infancia que destruir o nostalgia que alimentar, ni prejuicios racistas que confrontar en el peor de los casos. Pero estoy consciente que para gran parte de la gente no es así y que la película debe cumplir con ciertos requisitos para considerar si vale la pena verla o si lo mejor es fingir que no existe, no puedo dar una respuesta concisa sobre esto. Lo único que puedo hacer es tratar de convencerlos de que sí vale la pena darle una oportunidad a La Sirenita este fin de semana que llega a cines. 

El director Rob Marshall es reconocido por musicales como Chicago, Nine, Into the Woods, este último un trabajo para Disney al igual que la cuarta entrega de Piratas del Caribe, así que La Sirenita viene como una tarea un tanto sencilla porque la fantasía y el musical son territorios comunes para él. Marshall trata de que en todo momento se pueda sentir fascinación por lo que se ve en pantalla, que la magia se respire en cada canción. No siempre lo logra, pero la intención de crear un producto por si mismo es noble y honesta, por eso los mejores momentos de La Sirenita, en los que reluce su humor y ternura, son suficientes para que la audiencia se sienta cautivada de principio a fin. En especial si cumple el objetivo de disparar la nostalgia entre los más maduros de la audiencia. 

Sí, La Sirenita resulta ser una película decentemente entretenida porque Marshall prueba que lo suyo está en los musicales, pero creo que nada de lo que está en pantalla tendría ni una mínima fracción de su poder si no fuera por una pieza muy importante que eleva todo el material. Esa pieza por supuesto es Halle Bailey, esta joven actriz y cantante que en su primer papel protagónico en el cine y en una superproducción, viene a demostrar lo que es el talento de verdad.

Podemos empezar por lo que es obvio, su voz; para aquellos que no estén familiarizados con la música que ha hecho de la mano de su hermana Chloe Bailey, se quedarán con la boca abierta cuando escuchen a Halle interpretar Part of Your World y los haga sentir que el fuerte anhelo de Ariel de conocer el mundo exterior como si fuera un sentimiento propio. Y los que ya conocíamos el trabajo de Bailey sufriremos la misma sorpresa porque nunca habíamos escuchado que usara su voz a este nivel, un nivel en el que con una simple nota nos puede llevar a las lágrimas. Bailey entiende perfectamente que el tono de Marshall es teatral y lo aprovecha para ser lo más expresiva posible con su voz y su cuerpo, sin ser exagerada en lo absoluto. 

Pero como ya lo saben, en una buena parte de la historia Ariel no tiene voz y por lo tanto no puede cantar ¿Cómo le hace una cantante para hacerse notar en esos momentos? Es que Halle Bailey no es solo una cantante excepcional, también es una actriz excepcional. En todas las escenas donde Ariel no puede hablar, Bailey se encarga de que sus ojos hagan todo el trabajo, con simples miradas nos transmite su curiosidad, su alegría y en algunos momentos su tristeza. Sin embargo el sentimiento que más luce en sus ojos es el deseo, ese brillo que vemos cada que está en pantalla con Jonah Hauer-King, su química es muy natural y verlos interactuar resulta en algunas de las escenas más divertidas de toda la cinta. Hauer-King es un gran apoyo para la interpretación de Bailey en general, mientras que Javier Bardem y Melissa McCarthy también son buenos acompañantes, pero es la voz de Daveed Diggs en un inexpresivo cangrejo con quien resulta tener mejor química.

Tal vez sea una exageración, pero me atrevo a decir que la magnífica interpretación de Bailey en La Sirenita es una de las más grandes revelaciones de la industria en los últimos años. Este bien podría ser tan solo el comienzo de una gran carrera, solo el tiempo lo dirá, pero sería un gran desperdicio si nunca más se vuelve a aprovechar a Halle de esta manera o incluso empujarla a superarse. 

Se puede decir que Halle Bailey es lo que hace sentir que La Sirenita es algo especial, porque si bien el resto de los involucrados también muestran sus talentos, no hacen nada verdaderamente impresionante o que se merezca grandes halagos. No es que sería una película terrible o desastrosa sin ella, seguiría siendo sumamente entretenida, simplemente no habría nada remotamente memorable sobre la película y caería en el olvido en cuestión de tiempo. Es el trabajo de Bailey el que nos hará querer regresar a ver ciertas escenas, volver a escuchar su voz y tratar de experimentar ese sentimiento como si fuera la primera vez. 

Título original: The Little Mermaid
Dirección: Rob Marshall
Guión: David Magee
Elenco: Halle Bailey, Jonah Hauer-King, Javier Bardem, Melissa McCarthy, Noma Dumezweni, Kajsa Mohammar, Lorena Andrea, Simone Ashley, Jessica Alexander, John Dagleish, Emily Coates, Art Malik, Nathalie Sorrell, Karolina Conchet, Sienna King, Daveed Diggs, Jacon Tremblay y Awkwafina.

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