Luego de dominar el mundo del box, Adonis Creed ha tenido éxito en su carrera y en su vida familiar. Cuando Damian, un amigo de la infancia y antiguo prodigio del box sale de la cárcel, él está entusiasmado por demostrar que merece una oportunidad en el ring. El encuentro entre ambos será más que sólo una pelea. Para ajustar cuentas, Adonis tendrá que poner su futuro en riesgo y luchar contra Damian: un peleador que no tiene nada qué perder.

La saga de Rocky ha tenido sus altibajos, pero siempre sale victoriosa, hace 7 años nadie se imaginaba que un spin off enfocado en el hijo perdido de Apollo Creed iba a funcionar tan bien, claro porque ante todo seguía teniendo a Sylvester Stallone interpretando su icónico papel y la historia de ambas películas de Creed estaban muy ligadas a sucesos de las películas de Rocky. Pero entre conflictos con otros productores y el estudio, Stallone abandonó la franquicia de Rocky y todo lo relacionado a ella, incluyendo Creed III que llegó a cines hace un par de semanas y resulta que a pesar de la ausencia de Stallone, ha sido un gran éxito con el público y la crítica.

Seguir la historia de Creed por su propia cuenta era un gran reto y Michael B. Jordan decidió tomarlo para su debut como director, lo que implica otro reto, pues debe demostrar que es capaz de ponerse a la par del trabajo hecho anteriormente por directores como Ryan Coogler. Jordan supera ambas tareas con creces, su trabajo en Creed III es uno de los debuts en dirección del cine comercial más impresionante de los últimos años.

Para empezar, la ausencia de Rocky en lugar de ponerle limites a Jordan y sus guionistas, Keenan Coogler y Zach Baylin, les abre infinitas posibilidades de trabajar en una historia que no dependa en lo absoluto con hechos de esta saga y gracias a eso por fin poner a Adonis como el centro absoluto de su propia historia, de seguir indagando en su pasado, explorar la dinámica de su familia, amigos y compañeros y como lidia con el éxito y fama que ha ganado con su carrera boxeador.

Y la mejor forma que encuentra para desarrollar estos temas es creando un villano que carece de todo lo que tiene Adonis, sin carrera, sin exito, sin familia. Así es como entra Damian a la historia, alguien a quien Adonis hirió años atrás y regresa lleno de resentimiento. A través de las secuencias de pelea, Jordan crea una lucha de dos puntos de vista, por un lado Adonis trata de ignorar sus orígenes y los errores de su pasado mientras que Damian se niega a despegarse de lo que sucedió y buscar su propia idea de justicia. Jordan deja a un lado las cuestiones técnicas del boxeo para entregarnos un enfrentamiento mucho más emocional, nuestro héroe y villano no necesitan demostrar quien es el mejor en su oficio, solamente buscan deshacerse uno del otro y es por eso que cada golpe se siente tan impactante, pues hay muchas emociones detrás. 

Para vender la fuerza de esta rivalidad, Jordan sabe muy bien que necesita darlo todo en su interpretación también y lo consigue al expresar la profunda frustración de Adonis al no poder lidiar con lo que pasa en su vida. Pero quien se lleva las palmas aquí es Jonathan Majors, pues hace de Damian un personaje con el que se puede conectar fácilmente y a la vez encontrar altamente despreciable, es un trabajo que exige mucha versatilidad, Majors lo cumple y nos regala un villano que es un personaje muy complicado.

Con su enfoque en los personajes, Jordan construye una de las entregas más emocionales de toda la saga de Rocky, sin embargo hay otro aspecto en el que este cineasta novato supera a varios de sus predecesores. Desde hace tiempo, Jordan se declara fanático del anime y aseguró que fue una gran influencia para realizar las escenas de pelea de Creed III, normalmente cuando cineastas americanos hacen declaraciones de este tipo resulta que tal influencia es mínima o imperceptible, pero en el caso de Jordan es clarísimo la forma en que el anime (en específico el género nekketsu) se impregna tanto en la historia y en las secuencias de pelea. 

Jordan es sumamente creativo con las peleas de esta película, de nuevo, poco le importan los tecnicismo del box, pues su enfoque está en el dinamismo de las imágenes, que crea con largos movimientos de cámara y algunas tomas en slow motion que te hacen sentir la gravedad de cada golpe. No es como si simplemente viéramos una pelea de box realista, es más bien una pelea entre titanes y a la vez es una lucha interna para cada uno. Lo que Jordan crea en Creed III son quizá las secuencias de pelea más creativas de toda la saga y quizá de todo el cine de boxeo, nadie más se ha atrevido a tomar decisiones que pongan las emociones de los personajes por delante y que el aspecto visual sea un reflejo perfecto. 

Creed III es una muestra de que estas películas de deportes y boxeo pueden caer en los mismos lugares comunes y ser bastante predecibles, pero que si hay un verdadero empeño en su realización, como el de Jordan, entonces podemos encontrarnos con películas que nos conmuevan y motiven. También es una muestra de que las franquicias no dependen de sus estrellas para seguir creciendo. Pero sobre todo, Creed III podría ser el inicio de una carrera muy exitosa detrás de la cámara para Michael B. Jordan y un nuevo camino para esta saga.

Dirección: Michael B. Jordan
Guión: Keenan Coogler y Zach Baylin
Elenco: Michael B. Jordan, Tessa Thompson, Jonathan Majors, Wood Harris, Florian Munteanu, Mila Kent y Phylicia Rashad

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