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Por un lado se encuentra Ramiro, quien ha hecho un trato con el dueño de un equipo de fútbol para que contrate a El Chulo, su sobrino al que ha entrenado desde la niñez, sin embargo un capo quiere matarlo por ser el amante de su novia. Ramiro tendrá que encontrar y rescatar al Chulo para llevarlo a tiempo al reclutamiento. A la par se encuentran Miguel y Carmen, una pareja a la que se le entrega una maleta con una gran cantidad de dinero, suficiente para cambiarles la vida. Lo que no saben es que ese dinero es parte de un trato entre personas muy poderosas que harán todo para recuperarlo.

Desde su título, todos ya teníamos un idea de hacia donde iba esta película escrita y dirigida por Carlos Santos, lo que no nos esperábamos al ver Chilangolandia era encontrarnos con una comedia de enredos ingeniosa que recuerda al cine de Guy Ritchie y hasta algo de Quentin Tarantino. Más que nada es una comedia de acción, de esas que curiosamente escasean en el cine mexicano.

¿Y qué tan graciosa es?  Pues si las palabras misoginia, clasismo, gordofobia, sexismo, no significan nada para ti, lo más seguro es que te la pases riendo de principio a fin. Los chistes que Santos escribe no tienen ningún l´´imite moral y si bien eso no será del gusto de algunos espectadores (me incluyo), cualquiera que solo esté buscando entretenimiento sin lecciones, lo tendrá.

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¿Entonces en donde entra el retrato a la Ciudad de México? Pues esa es la cuestión, en ningún lado realmente. Lo que Santos se dedica a hacer es una colección de memes sobre la cultura del chilango, sin embargo estas nunca rebasan más allá de lo que cualquier persona puede ver en las redes sociales. Temblores, San Juditas, bolillos, claro que son parte del día a día en CDMX, pero siendo honestos no dicen nada sobre la verdadera identidad del chilango. Son más bien referencias superficiales a esta, pues ideas con substancia sobre la vida en la capital nunca están presentes, así que la ciudad  se convierte en meramente contexto.

El mayor problema con esto no está dentro de la película en sí, sino con el público, ya que en los últimos años la discusión sobre la centralización del cine mexicano ha aumentado en búsqueda de abrir las oportunidades a realizadores de todos los estados del país, así como atraer al público de esos lugares. Sería razonable que muchas personas fuera de la CDMX se abstengan de ver una película titulada Chilangolandia que se promociona como una celebración de la capital ¿Para qué? Si seguramente no tendrá nada que ofrecerles.

Y aún cuando no disfruté mucho la película, creo que si hubiera tenido otro título que de verdad hiciera referencia a la naturaleza de su historia, sus ´géneros y su humor, entonces pudo llamar la atención a nivel nacional. Entonces esta cuestión de ser un retrato de la CDMX le viene sobrando y hasta podría perjudicar su éxito.

En resumen, Chilangolandia es una comedia de mal gusto, de esas que le gustan tanto al público mexicano, por lo que tendrá algo para cada persona de casi todas las edades. Lástima que el interés se perderá gracias a esta supuesta glorificación de la CDMX.

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Dirección y Guión: Carlos Santos
Elenco:  Liliana Arriaga, Priscila Arias, Silverio Palacios, Pierre Louis, Ariana Dugarte, Carlos Corona, Emmanuel Orenday, Francisco Denis, Moisés Iván Mora y Luis Felipe Tovar

 

1 pensamiento sobre “Reseña | ‘Chilangolandia’

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