Un romance que va más allá de las consecuencias.

Cinco meses después de que los aliados vencieran en la Segunda Guerra Mundial, Rachel (Keira Knightley) se muda a Hamburgo con su esposo, el coronel Lewis Morgan (Jason Clarke). Ahí, vivirán en la casa del arquitecto Stean Lubert (Alexander Skarsgard), un amable viudo, y su hija Freda (Flora Thiemann). Pero las creencias de Rachel contra los alemanes, el fantasma de su hijo y su matrimonio roto, crearán tensión y conflictos que traerán consecuencias para todos.

Este intenso drama es dirigido por James Kent, basándose en la novela de Rhidian Brook. Ya de entrada el escenario del fin de la WW2 se siente fresco e inexplorado en el cine bélico o de época, cosa que se agradece en esta cinta. Es en este ambiente que el matrimonio Lewis lucha con la culpa y la tristeza por la muerte de su hijo a causa de las bombas, mismo elemento que acabó con la vida de la esposa de Stefan.

Es así que estos tres personajes rotos buscarán una forma de sanarse, dejar atrás el dolor y poder comenzar de nuevo. Mientras el personaje de Clarke se refugia en su deber y restaurar la ciudad y la sociedad, Rachel comenzará a desarrollar empatía por Stefan, a pesar de juzgarlo mal al principio, creyendo que todos los alemanes apoyaban sin dudar al partido nazi.

Así lo que empieza como diferencias, termina por destapar en ellos similitudes que llevan a un romance. Y es aquí donde la historia pudo convertirse en un cliché con el triángulo amoroso; lo que en verdad ocurre es un juego de tensión y redescubrimiento para los tres protagonistas, que terminará por demostrarles que en ocasiones es mejor dejar el pasado bien atrás.

Knightley como siempre, dota a su papel de intensidad, drmamtismo y contención en los momentos precisos, logrando entender sus razones para atreverse a vivir una relación desde cero, librándose del peso de su vida anterior. Al igual, Alexander Skarsgard enternece y logra una empatía inmediata, que nos hace sufrir a su lado el rechazo y el ser despojado de lo que es suyo. Finalmente, Clarke brinda un personaje humano y emocional, aunque reprimido que afortunadamente encuentra su redención en los momentos finales de la cinta, todo siendo fiel a su personalidad y desarrollo.

El guion del mismo Brook, trabajado con Joe Shrapnel y Anna Waterhouse, define muy bien a sus personajes y los respeta en cada una de sus acciones, llevándolos a un cierre en resonancia. Además, fue una buena decisión centrarse en el conflicto moral y emocional, pero no directamente en el triángulo amoroso.

Todo resulta mejor aterrizado por el diseño de producción y vestuario, que muestran un buen trabajo para definir aún mejor la época en que se desarrolla la historia.

Viviendo con el enemigo no es una cinta perfecta, pero ofrece un vistazo diferente a un pedazo de la historia ampliamente visitado con sólidas actuaciones que le dan un toque diferente a una historia muchas veces vista.

Título original: The Aftermath
Dirección: James Kent
Guion: Rhidian Brook, Joe Shrapnel & Anna Waterhouse.
Elenco: Keira Knightley, Alexander Skarsgård, Jason Clarke, Flora Thiemann, Alexander Scheer, Kate Phillips & Fionn O’Shea.

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