Libro VS Película | “Perfect Blue”, que el cielo nos libre de la locura
Dos posturas distintas sobre el deterioro mental.

Libro VS Película | “Perfect Blue”, que el cielo nos libre de la locura
Hace poco más 30 años, el escritor Yoshikazu Takeuchi compartió con el mundo una de las peores pesadillas de la literatura de terror, la cual agasajó no sólo al público nipón sino a todos los fans de las historias espeluznantes con asesinos como antagonistas.
Y unos cuantos años después, el estudio Madhouse confió tanto en el proyecto que adquirió sus derechos cinematográficos para hacerle una adaptación animada, que puso a cargo, en su debut como director, al cineasta Satoshi Kon y al guionista Sadayuki Murai.
Creo que a ninguno de los involucrados se les llegó a pasar por la cabeza el impacto que tanto el libro como la película de “Perfect Blue” llegarían a tener en el público general, ya que ambos son considerados clásicos… aunque en áreas distintas.
Y eso se debe a que, como en muchas otras adaptaciones, los dos productos siguen direcciones opuestas aunque sujetas bajo la misma esencia. Es por eso que el libro se apega más a los lineamientos de una historia slasher con tintes de novela negra, y la película se inclina más hacia el terror psicológico.
Los elementos que más unen a ambos proyectos, a grandes rasgos, son la mayoría de sus personajes y su trama inicial: la idol Mima Kirigoe sufre de acoso por parte de un fan tras tomar una decisión que cambió totalmente el rumbo de su carrera artística.
La novela, por su parte, busca ser una especie de denuncia contra el fanatismo exacerbado, que se puede convertir en algo catastrófico al dejar en libertad los impulsos animales a los que el deseo se atiene.
En cambio, la película nos muestra el quiebre mental que una persona puede tener cuando siente que no encuentra su lugar en el mundo, y cómo éste puede desembocar en acciones viscerales conducidas por personalidades múltiples.
Voy a intentar ser un poco más gráfico en ejemplos para ambos puntos sin dar muchos spoilers en el proceso: la Mima del libro sufre de acoso por parte de un fan que no quiere verla transformada en un producto erótico del entretenimiento como otras de sus compañeras, por lo que está dispuesto a cualquier cosa con tal de preservar su “pureza”.
Para lograrlo, hace juegos de dominación con la cantante y sus allegados para obligar a tomar ciertas decisiones que comprometerán sus vidas; pero eso a él no le interesa: sólo quiere que Mima se mantenga como antes de sus cambios, y se enfrentará a lo que sea con tal de conseguirlo.
La Mima de la película, en muchos sentidos, sufrió más que la del texto: las constantes amenazas del fan lograron que su mente se fragmentara, al igual que sus pensamientos, al grado de hacerle perder el sentido de su propia existencia.
Esta Mima quería convertirse en actriz, pero… ¿realmente es eso lo que quería? ¿No se dejó llevar simplemente por el apremio de su manager? ¿Quién es la verdadera Mima? ¿La que el mundo ve a través de la televisión? ¿La que está detrás de las cámaras? ¿La que sujeta un arma punzocortante sin razón aparente? ¿O aquella imagen de su yo del pasado que también la acosa y la ha convertido una víctima de su propio raciocinio?
Ambas historias son turbias a su modo, pero son productos tan distintos que cualquiera podría pensar que ocurren en universos paralelos, en los cuales Mima tomaría ciertas decisiones que la harían atravesar por peripecias demasiado crueles y monstruosas.
No puedo decir que una trama superó a la otra porque, como ya lo dije, los dos productos son distintos, y creo que van enfocados, a su vez, a públicos diferentes: el escrito bien puede ser disfrutado por fans de historias como “Saw” o “La Masacre en Texas”, y el filme sería un agasajo para fans de “Perdida” y “El Cisne Negro”.
De hecho, dato curioso, por internet ronda una “leyenda” urbana sobre la conexión entre esta película y “El Cisne Negro”, ya que algunos dicen que el director de esta última, Darren Aronofsky, compró los derechos del largometraje animado para poder usar partes de su historia y representaciones visuales de la misma en su producción.
Y aunque no hay datos totalmente contundentes al respecto, a nadie que haya visto una u otra cinta, o las dos, le parecería algo descabellado, ya que parecen hermanas nacidas en tiempos distintos pero con visiones muy parecidas sobre la existencia.
En lo que creo que sí es superior el largometraje a la novela es el final: en el texto, todo acaba de manera abrupta; el problema se resuelve, pero deja una sensación de vacío que lector y protagonista comparten en simbiosis.
Pero la película juega con un truco mental más: dan a entender que todo podría haber salido de la esquizofrenia de otro de los personajes. Y es tan abierto a la interpretación que cualquiera también podría decir que en realidad se trata de una visión falsa de la protagonista sobre sí misma, viéndose liberada de la tortura psicológica, pese a que en realidad nunca escapó de ella.
Los dos proyectos son acercamientos interesantes hacia problemas reales que hasta hace algunos años no podían tratarse en otro lado más que en la ficción: la salud mental existe, y es, la mayoría de los casos, mucho más inquietante y peligrosa que la salud física.