2 de octubre de 2023
Hasta que el “fanatismo” nos entierre, reseña de “Perfect Blue”

Hasta que el “fanatismo” nos entierre, reseña de “Perfect Blue”

Los seres humanos somos apasionados por naturaleza. Y cuando algo nos gusta de verdad, muchas veces se vuelve inevitable para la mayoría experimentar una especie de “obsesión” por el sujeto deseado al grado de querer tenerle cerca prácticamente todo el tiempo.

No conozco persona que no haya experimentado esto de una u otra manera. Sin embargo, es cierto que una persona que pueda considerarse “cuerda” debe saber cuándo es necesario parar en aras de que el gusto no se le convierta en una manía irrefrenable.

Esta historia, justamente, nos habla de lo que puede ocurrir cuando algunas personas no saben cuándo detenerse en su idealización de un objeto o una persona, y cómo este deseo insano los puede conducir más allá de la locura.

La trama versa, principalmente, entre dos personajes: Mima Kirigoe, una idol japonesa con una carrera en ascenso quien, junto a su equipo de asesores, conformado por su manager, Tadokoro, y su asistente, Rumi, está planeando cambiar de dirección en su trayectoria para atraer más público usando sus “encantos femeninos” (si saben a lo que me refiero).

El segundo se trata de un fan de la famosa, cuyo nombre nunca se nos es revelado, quien teme que la pureza de la chica sea mancillada con la transformación que piensa darle a su carrera, por lo que planea un acto macabro para detenerla y “preservarla” como siempre ha sido.

Aunque se trata de una novela ligera, formato popular entre escritores y realizadores de entretenimiento en el país del sol naciente, de pocas páginas, no deja de ser una historia compleja debido a la creación de una atmósfera hostigante para todos los involucrados, la cual se puede sentir de maneras diversas gracias a los cambios de punto de vista constantes en la narración.

Por un lado, el autor, Yoshikazu Takeuchi, nos permite entrar en la mente de Mima y vivir junto con ella y sus allegados el coraje y el miedo por verse hostigada y amenazada por parte de su fan, quien no deja de hacerle llamadas anónimas y hasta tuvo la osadía de acudir a su casa para dejarle un inquietante mensaje.

Y por el otro, también nos adentramos en la retorcida psique del acosador, quien ve a Mima como la reencarnación de la pureza, la cual debe ser resguardada a toda cosa y ante los deseos carnales del público y sus subordinados, sin importar cuál sea el costo.

Y mientras ambas líneas argumentales avanzan, también lo hace una secundaria que nos ayuda a ver en profundidad algunos vicios en el espectáculo nipón, todo gracias a la idol rival de Mima, Eri Ochiai, una mujer de bajos escrúpulos determinada en acabar con la carrera de su “enemiga” plantando chismes en su contra.

El escritor cuenta en una carta al final de la novela que el punto principal de su novela era mostrar el conflicto al que una idol tendría que enfrentarse por el fanatismo exacerbado de uno de sus seguidores, pero creo que al momento de la ejecución la novela exploró mucho más que eso.

La narración es reflexiva y sádica al mismo tiempo; no se limita en explicarnos cómo ocurren las cosas, sino que también nos da elementos en el modo de pensar de cada actuante para crearnos un criterio sobre lo que puede ocurrir cuando despertamos nuestro instinto animal con nuestras bajas pasiones.

No por nada muchos dicen que si quieres consumir una producción de terror, le eches un ojo a todo lo que se arma en Japón, y esta novela es prueba de ello: aunque no lo estás viendo, el autor hace que te imagines escenas crueles y sanguinarias tan bien narradas que son, al mismo tiempo, bellas y asquerosas.

Es imposible no pasar de página por el aumento de tensión al que el novelista nos hace partícipes: en cada una de ellas, el psicópata se acerca más y más a su presa, y uno llega a sentir impotencia porque sabe lo que le va a ocurrir y, al mismo tiempo, reconoce que no puede hacérselo saber a la víctima.

Ese juego psicológico entre lector y personajes es algo bastante disfrutable en este texto, porque uno bien puede llegar a sentir la adrenalina corriendo por sus venas cada vez que el maníaco alza un cuchillo con la disposición de cumplir con su carnicera justicia.

Y su final es todo un cliffhanger, que deja al lector con una sensación de vacío porque sabe que aunque aún hay cosas qué contar sobre el futuro de los personajes sobrevivientes, la historia perdería su encanto si se enfocara en esos detalles.

Si eres una persona de estómago frágil, lo mejor es que no le des oportunidad a esta novela; pero si eres de aquellos que sienten placer y horror a partes iguales con producciones como la franquicia “Saw” o “Midsommar”, puede que aquí encuentres un nuevo hilo de dónde jalar.

Deja un comentario