Mientras intentan evadir a los rebeldes, Joel y Ellie se cruzan con el hombre más buscado de Kansas City. Kathleen continúa su persecución.

Para evitar competir contra el Super Bowl, el estreno del nuevo episodio de The Last of Us fue adelantado al viernes, lo que significa que para hoy ya la mayoría hemos sufrido lo sucedido en este quinto episodio. La semana pasada habíamos hablado de como el cuarto episodio a pesar de ser muy bueno y darnos una mejora en la relación de Ellie y Joel, era un episodio de transición a la segunda mitad de temporada. Así fue, pues el quinto episodio está de vuelta con todos los elementos que ahora nos queda claro que son lo que conforman la esencia de The Last of Us.

Así como en semanas anteriores, el quinto episodio nos introduce a dos personajes desconocidos que están viviendo su propia historia a la par de nuestros protagonistas, en este caso se trata de Henry y Sam, un hombre y su hermano menor que están siendo cazados y sus recursos para sobrevivir se están acabando. A este punto creo que el éxito de Craig Mazin para hacernos sentir conectados a estos personajes tan rápidamente está en que nunca los trata como personajes extra, secundarios o de paso, son los protagonistas de su propia historia y por lo tanto hay peso en sus acciones y su destino se vuelve igual de importante que el de los dos personajes principales.

Es así como Mazin nos vuelve a romper el corazón, nos hizo creer que estos personajes podían estar seguros, pero no, pues al parecer hay cosas que en el destino no se pueden evitar, tienen que suceder. Es un final trágico, pero no es cruel ni manipulador, Mazin una vez más solo pone en la mesa una lección más para Joel y Ellie y claro, la audiencia. Ahora es claro que cada semana, The Last of Us tendrá el poder de hacernos sentir algo como ninguna otra serie lo ha logrado.

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