Fito Páez es uno de los más grandes exponentes de rock argentino y, a pesar de que se conoce muchísimo sobre su vida, el diablo está en los detalles, detalles que una nueva serie de Netflix trajo a nuestras pantallas desde el 26 de abril. La serie está dirigida por Felipe Gómez Aparicio y Gonzalo Tobal.

Iván Hochman y Micaela Riera (Fito Páez y Fabiana Cantilo)

Lo primero que salta a la vista sobre la serie es el título El amor después del amor, igual que el disco más vendido de Páez, que al mismo tiempo es el más vendido en la historia del rock argentino, pero no es esa la única razón por la que se decidió este título, pues la serie no es sólo la vida de Fito Páez, si no su viaje personal y profesional hasta la creación de este icónico álbum y de todos los amores de su vida hasta el emblemático show en el Estadio de Vélez Sarsfield en 1993.

Lo segundo que llama la atención es la elección del cast, resulta casi imposible creer que se haya logrado encontrar a toda esta gente para darle rostro a personajes que ya tienen rostro, tales como el ya mencionado Fito, Fabi Cantilo, el inconfundible Charly García, Luis Alberto Spinetta, Juan Carlos Blaglietto, Cecilia Roth, Tweety González; el cuidado al cast es tan detallado que personajes de las bandas que normalmente no notamos son rastreables, como el bajista Fabián Gallardo o el baterista Willy Iturrí, incluso personajes de unos pocos minutos como los comediantes Batato y Tortonese son inconfundibles al encontrarlos en la pantalla.

No sólo el parecido es enorme, si no el trabajo actoral de cada uno, como espectador puedes olvidarte del rostro de Fito Páez y aún así verlo detrás de la melena negra, los bailes al tocar el piano y el cabeceo al agudizar las notas que Iván Hochman entrega en su primer aparición filmada, la cual representó un enorme reto para el actor, tanto así que requirió el apoyo de Nahuel Monasterio (Fena Della Maggiora), asociación que rinde frutos especialmente notorios en los episodios intermedios (eps. 3, 4 y 5), dónde Hochman hace gala de sus habilidades actorales representando al artista rosarino en momentos muy específicos de su vida; Micaela Riera, con ayuda de la mismísima Fabi Cantilo, compone a la encargada de los «coros, coreografía y magia» en Clics Modernos, una mujer llena de vitalidad, energía, libertad y una extraña fascinación por los OVNIs, pero al mismo tiempo de secretos, inseguridades y adicciones de las que será difícil soltarse.

Dos figuras a las que les quiero poner especial atención son Andy Chango y Julián Kartún, quienes interpretan a las dos principales influencias de Fito y dos eminencias del rock argentino, Charly García y Luis Alberto Spinetta respectivamente; Chango, quien fue seleccionado por el mismo Fito a pesar de no tener ninguna preparación actoral más que haber conocido al mismo García en su época de roquero, en varias entrevistas describe el método Chango como su herramienta a la hora de componer al ex Serú, la cual no solo toma al Charly que Andy conoce desde hace años, sino que también se guía de la fácil confusión de la que el ahora actor es víctima y dejarse llevar, según él afirma, el bigote bicolor tiene poderes a los que ni el mismo Charly es inmune. A través del método Chango, Andy logró lo que Fito parecía ya saber que lograría, encapsular el espíritu y personalidad de García en sus pocas pero claves intervenciones, imponiéndose cada vez que ese bigote aparece a cuadro. Por otro lado, Kartún trae a la pantalla a Spinetta, líder de múltiples bandas históricas como Pescado Rabioso, Almendra o Invisible, una decisión que personalmente me parecía desacertada en cuanto a apariencia, pero en el segundo en el que dice su primera línea deja boquiabierto “¿vos sos vos?”, tres palabras son suficientes para dejar de lado los prejuicios sobre Kartún y comenzar a ver al “flaco” Spinetta detrás de esos rulos rubios. Con un tono de voz casi idéntico, Kartún presenta a un amoroso padre de familia y aún mejor amigo, al mismo tiempo que deslumbra en cada oportunidad que se le presenta como el rayo de luz que ayuda a Fito en uno de los momentos más oscuros de su vida.

Iván Hochman (Fito Páez), Julián Kartún (Luis Alberto Spinetta), Gonzalo Tobal(Director).

Hablando de grandes personajes maravillosamente interpretados es necesario hablar de Rodolfo Páez, el padre de Fito, quien es interpretado por Martin Campilongo, el comediante trae a la pantalla a un hombre serio y severo, pero al mismo tiempo sensible y amoroso. En el programa Noche al Dente, Campilongo cuenta que solo tenía referencias fotográficas junto con anécdotas sobre el padre de Fito, lo que le ayudó a construir al personaje a través de un gran ejercicio de observación que le valió el reconocimiento de una industria que ahora lo considera un actor íntegro y no solo un cómico especializado en imitaciones.

Quizás el reconocimiento por la similitud entre los actores y a quienes interpretan no se lo debería llevar solo el equipo de casting, pues el equipo de vestuario y caracterización hace un trabajo igualmente aplaudible, cada prenda que usan los personajes está cuidadosamente elegida para recordarnos a quién tenemos enfrente, Fito con sus suéteres y camisas que más adelante se convierten en chamarras de cuero y lentes de sol, en compañía de su característica melena negra; Fabi con sus cabellos cobrizos y el lunar bajo el mentón; Charly con sus camisas a rayas y el bigote bicolor que deslumbra en la portada de Piano Bar; Juan Carlos Baglietto, siendo interpretado por su hijo (Joaquín Baglietto), con su barba poblada y sus boinas; Ceci Roth (Daryna Butryk) luciendo siempre brillante, como la estrella que es. Todos y cada uno de los personajes llevan prendas que alguna vez los vimos usar en entrevistas, conciertos o fotografías, dando un aire de nostalgia y familiaridad a lo que tenemos en pantalla.

La ambientación no se queda atrás, desde las calles de Rosario y Buenos Aires, hasta el enorme escenario de Vélez Sarsfield, pasando por los bares locales, la sala de la casa Páez, los estudios de grabación y muchos otros lugares, cada uno de los decorados tiene un enorme cuidado al detalle, desde grandes elementos como el cuadro de Ceci en su departamento o los largos banderines de La Rueda Mágica Tour, hasta detalles más pequeños como los micrófonos del estudio o los retratos sobre el piano en casa de Fito, todo está hecho para hacerlo parecer real, como espectador se vuelve difícil adivinar qué lugares son locaciones reales y cuáles son decorados construidos, aunque algunos son suponibles.

Martin Campilongo (Rodolfo Pàez), Iván Hochman (Fito Páez).

El primer capítulo, titulado “Cuando Yo Me Vaya de aquí” (en referencia a Un Rosarino en Budapest, uno de los temas en su primer disco solista Del 63), nos presenta el Estadio Vélez Sarsfield casi a reventar, lleno de eufóricos fanáticos a la espera del cantante rosarino. En un cambio de escena nos encontramos en el camarín de Fito, quien metafóricamente se sumerge en sus recuerdos antes de subirse a dar uno de los shows más importantes de su historia, dando paso a la introducción de cada capítulo: un montaje de imágenes súper ochenteras, las calles de Buenos Aires, las fuerzas armadas argentinas, un discurso del ex presidente Raúl Alfonsín, la desgarradora Guerra de Malvinas, la visita del Papa Juan Pablo II, un juego de Pac-Man, la participación de Argentina en el mundial de 1986, todo montado al ritmo de uno de los temas más reconocidos del artista Dale Alegría A Mi Corazón, otra de las elecciones acertadas de la producción pues, como veremos a lo largo de la serie, Fito se irá hundiendo en la depresión por las tragedias que marcan su vida y tendrá que buscar la alegría en sus amigos y compañeros, quienes le tenderán la mano sin dudarlo.

Es imposible hablar sobre la historia de Fito sin hablar de su música y viceversa, ambas están íntimamente conectadas y la serie es consciente de ello, a lo largo de cada capítulo nos encontramos no sólo con temas de Fito, también escuchamos a La Trova Rosarina, Charly García, Sui Géneris, Serú Girán, Pescado Rabioso, los icónicos Virus, Los Twist y muchas otras bandas que componen el ADN argentino que a este joven redactor tanto le fascina.

Iván Hochman (Fito Páez).

En cada capítulo nos vamos encontrando de frente con Fito, sus amigos, bandas y amores, en medio de un aire de liberación luego del regreso de la democracia a Argentina en 1983, y en adición a ello vemos a Fito de niño, su deseo por tocar el piano que su padre le prohíbe, su creciente amor por el rock y como ambas historias llevan a la coronación de uno de los artistas más reconocidos de Argentina.

El amor después del amor no es sólo una serie musical o de época, también es un trabajo cuidadosamente realizado en todas sus áreas para llevarnos por un viaje en el tiempo a una Argentina recién democrática donde los aires de libertad y rebeldía llenaron al país y, además de inspirar a muchos artistas, nos  trajo al compositor del disco más vendido de la historia del Rock Argentino, el único e inigualable Fito Páez.


Título original: El Amor Después Del Amor
Dirección: Felipe Gómez Aparicio, Gonzalo Tobal
Elenco: Iván Hochman, Gaspar Offenhenden, Micaela Riera, Daryna Butryk, Andy Chango, Julián Kartún, Martin Campilongo.

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