Reseña | ‘Misión Imposible: Sentencia Mortal, Parte 1’ (Mission: Impossible – Death Reckoning, Part One)
La misión de Tom Cruise es deshacerse de la IA dentro y fuera de la pantalla.

Ethan Hunt y su equipo son reclutados para recuperar una llave que podría abrir el lugar donde se esconde la clave para controlar o destruir a La Entidad, una inteligencia artificial que se ha convertido en una poderosa arma. Sin embargo, Hunt descubrirá que La Entidad conoce su pasado y tiene planes para él, por lo que cumplir con esta misión podría costarle perder a la gente que más quiere.
Inteligencia Artificial, una herramienta tecnológica que desde mucho antes de que siquiera existieran las computadoras muchos ya advertían de lo peligroso de este concepto. Una máquina que puede pensar por sí misma, como cualquier humano, pero mucho más inteligente y poderoso. El concepto se ha hecho presente en el cine, películas que nos hicieron pensar que de existir, la IA trataría de conquistarnos con armas, nada más lejano a la realidad que vivimos hoy. La IA como en toda revolución industrial se ha encargado de acechar con reemplazar los trabajos más ‘bajos’ o ‘imprescindibles’ del sistema, en el cine uno de estos son los guionistas, una de las tantas razones por las que hoy se encuentran en huelga, se niegan a ser reemplazados por una máquina que, a pesar de que se quiera vender como tal, no puede hacer su trabajo con la misma calidad. La IA amenaza a guionistas, artistas de efectos visuales, editores e incluso actores que también ya entraron en huelga ¿Qué podría detener este proceso? ¿A caso alguien puede detener a la IA de destruir Hollywood? Sonará a chiste, pero bien podría ser verdad, Tom Cruise podría ser nuestro héroe en esta historia y Misión Imposible: Sentencia Mortal, Parte 1 lo demuestra, tanto dentro como fuera de la pantalla.
En casi 30 años de misiones imposibles, Ethan Hunt se ha enfrentado a espías y terroristas que buscan destruir el mundo o controlarlo, en la séptima y supuestamente penúltima entrega de la saga, el adversario de Hunt no es un humano, sino una IA, conocida como La Entidad, que puede infiltrarse en cualquier sistema en la red, o sea que está en todas partes y escapar de ella es casi inevitable. Su poder es tan sofisticado que la convierte potencialmente en el arma más peligrosa de la historia. El mundo está a la merced de la Entidad, en pocas palabras es Dios, y todas las personas más poderosas del mundo piensan descubrir como controlarla, pero solo Hunt tiene el sentido común de deducir que la única medida que debe tomarse contra la Entidad es destruirla.
¿Es la trama de una película de espías o una hipérbole de la realidad? Como ya lo mencioné, en todo ámbito industrial se está buscando asimilar a la IA, pero el arte es casi su enfoque en este momento. Hay quienes quieren creer que la IA llegará a un nivel de sofisticación que podrá escribir guiones sin necesidad de una mente humana que la apoye, que prácticamente producirá películas completas y lo único que los ejecutivos de estudios tienen que hacer es poner unas cuantas palabras en la computadora y ya está. ¿Cómo luchamos contra esto? Pues la idea de Cruise y su fiel compañero Christopher McQuarrie para detener a los ejecutivos y la IA es hacer películas con tanta emoción que ningún algoritmo podría calcular porque no tiene el poder de voluntad que un demente como Cruise sí.
Sería obvio decir que la razón por la que Sentencia Mortal demuestra el valor de la mente y cuerpo humano es por sus stunts y secuencias de acción, y sí, es cierto, pero es que creer que eso es lo que define a Misión Imposible es un gravísimo error. El núcleo de estas películas siempre ha estado en la historia de Hunt, un hombre que ha puesto su cuerpo al límite con tal de salvar a todas las personas que le importan y de paso al mundo, en la sexta entrega ya vimos que esta necedad de no sacrificar ni una sola vida es el motor de nuestro héroe, así que en esta ocasión el villano conoce muy bien su comportamiento y sabe que caerá en el mismo patrón: Siempre hay una mujer con la que se encariña y de alguna u otra forma siempre termina por fallarle con consecuencias hasta mortales. Ninguna secuencia de acción por más impresionante que sea a nivel técnico tendría algo de valor sino fuera por el desarrollo de los arcos de los personajes, prácticamente lo que vemos es a Hunt luchar contra la vida misma para salvar a las personas que ama y ellas en dejarle claro que tienen autonomía y pueden defenderse a sí mismas.
McQuarrie basa la estructura de la trama de Sentencia Mortal a partir de las decisiones, en toda escena los personajes están encerrados en situaciones en las que deben tomar decisiones muy importantes, la tensión aumenta pues las decisiones se vuelven más pequeñas y las consecuencias más graves, mientras que el tiempo únicamente se reduce. La tensión se vuelve aún peor cuando los personajes están completamente seguros de que el villano ya predijo todas sus probables decisiones, basándose en sus patrones de comportamiento y por lo tanto están a su merced. El uso de la tensión paranoica se vuelve tan solo uno de los varios paralelismos con la primera entrega de Misión Imposible dirigida por Brian De Palma que McQuarrie inyecta en Secuencia Mortal, hay una pesada sensación de que nadie está a salvo y no se puede confiar en los demás tan fácilmente, pero en este caso potenciado por la dependencia a lo digital. Por eso no es lo mismo ver a Tom Cruise correr por las calles de Roma solo porque sí, a verlo cuando sabes todo lo que está en riesgo para Hunt y los personajes que lo rodean, el peligro es inminente, real, y no sabemos en que punto alguien puede tomar la decisión incorrecta y así perderlo todo. La tensión es casi insoportable porque queremos ver a Hunt y su equipo triunfar, pero hay momentos en los que llegamos a sentir que no será así y de hecho si hay un par de momentos en los que la recompensa es el fracaso. Pero incluso en esos momentos, lo dan todo con tal de cumplir con su misión, sin importar nada.
Y es que esa es la voluntad de la que hablaba a un inicio, de la que solo es capaz de sentir el humano a ese nivel de matices. Una máquina por más información que tenga no podría entender que lleva a una persona a saltar en moto de un precipicio a un kilometro de altura con tal de salvar a una persona que acaba de conocer y a la que realmente no le debe nada. Una acción tan desinteresada como de autocompasión, un acto tan benevolente como absurdo, una decisión tan complicada que ningún algoritmo podría calcular y mucho menos tomar la decisión de realizar por sí misma. Una inteligencia artificial mucho menos puede entender por qué alguien necesitaría realizar una acrobacia así para una película, que lo empujar a expresarse de esa manera, ¿por qué tantas personas trabajan para que esto salga bien? El arte en datos es medible, pero su importancia para la vida humana no. Y una inteligencia artificial tampoco puede entender por qué esto como audiencia nos importa tanto aún sabiendo que es falso. Puede entenderlo como datos puros y estadística, pero no a un nivel en el que lo que vemos en pantalla despierta algo en nuestro interior, emociones que ni siquiera sabíamos que existían y resulta que podemos compartir con una sala llena de cientos de personas que están experimentando lo mismo.
Misión Imposible: Sentencia Mortal, Parte 1 es una película que da miradas al pasado, regresa a las raíces Hitchcockianas de la primera entrega y las adapta a la modernidad para mirar a lo que puede ser el futuro del cine comercial, siempre y cuando comprendamos que para que alcance este nivel de excelencia, la mente y el físico humano son indispensables. Y es que no basta con tener una estrella como Cruise y un director tan aventurado e ingenioso como McQuarrie, también necesitan apoyo de un elenco tan comprometido con el proyecto, Simon Pegg, Ving Rhames, Rebecca Ferguson y el resto de los que regresan a sus papeles que son una buena parte del alma de la película. Y que decir de las adiciones como Esai Morales y Pom Klementieff quienes sin mucho que decir se vuelven antagonistas fascinantes, pero quien se roba toda la atención es Hayley Atwell, una actriz cuyas habilidades a nivel de una estrella de cine han resultado estar desperdiciadas por años en la industria. Desde el equipo detrás de los efectos visuales y prácticos, hasta la música de Lorne Balfe, la fotografía de Fraser Taggart, en todo ámbito hay un trabajo tan impecable, tan subversivo a la industria y la propia franquicia, que de nuevo, ningún algoritmo habría sido capaz de predecir que tipo de película sería esta entrega.
Ethan Hunt y Tom Cruise junto a sus respectivos equipos llegan a la misma conclusión, los seres humanos somos tan complicados que no podemos ser definidos únicamente por la suma de nuestras decisiones, mucho menos por una máquina. Sentencia Mortal es una película que aboga por que tanto en el cine, como en el arte y en cualquier otro ámbito, no hay que permitir rendirnos ante la tecnología que se vende como una deidad por quien la controla, como si no pudiéramos desafiar su poder. Claro que sí se puede, si la IA busca reemplazarnos, hay que impedirlo a como de lugar y Cruise se ofrece a sí mismo para estar al frente de la lucha ¿Sigue sonando como un chiste? No lo sé, pero Cruise y McQuarrie ni siquiera lo tratan como subtexto, es texto directo, Sentencia Mortal es una prueba viviente de que el cine requiere de la voluntad y el cariño humano para existir.
Título original: Mission: Impossible – Death Reckoning, Part One
Dirección: Christopher McQuarrie
Guion: Christopher McQuarrie y Erik Jendresen
Elenco: Tom Cruise, Rebecca Ferguson, Simon Pegg, Ving Rhames Vanessa Kirby, Henry Czerny, Hayley Atwell, Pom Klementieff, Mariela Garriga, Shea Whigham, Greg Tarzan Davis, Charles Parnell, Frederick Schmidt, Cary Elwes, Mark Gatiss, Indira Varma, Rob Delaney y Esai Morales.
Cinéfilo, crítico, swiftie y procrastinador profesional.