Good Boy | Reseña

Hay películas perturbadoras y hay películas que quieren ser perturbadoras, Good Boy de Viljar Bøe parece entrar en ambas categorías ya que con su premisa extrañísima podría ser capaz de hacer algo impresionante y a la vez se siente que se queda un tanto corta en llegar a su objetivo.

Sigrid es una estudiante de psicología que va a una cita con Christian, un hombre timido y serio, pero realmente agradable y sensible. Christian parece perfecto para Sigrid, sin embargo hay un pequeño detalle: Su mascota Frank es un hombre disfrazado de perro. Aunque Sigrid poco a poco va aceptando la presencia y el estilo de vida de Frank, pronto se da cuenta que algo más oscuro se esconde detrás de la relación de estos hombres, u hombre y perro.

Hay algo bastante admirable en la forma en que Bøe lidia con la premisa de Good Boy en un inicio. A pesar de lo perturbadora que resulta la presencia del personaje de Frank, el director invita a la audiencia a que se acostumbre a esta al igual que Christian se lo pide a Sigrid y lo interesante es que funciona. Por un buen rato, Good Boy parece casi una comedia romántica entre de una chica que conoce a un hombre millonario y su excéntrica mascota, nada más que eso y si te dejas llevar por el leve encanto de sus protagonistas, quizá te la pases bien en esta sección de la cinta.

Toma un buen rato, pero Bøe por fin quiebra esta ilusión para llevarnos a la verdadera identidad de la película. Hay un giro crucial que pone en marcha un proceso en el que la percepción de ciertos personajes cambia totalmente y la incomodidad de la situación va en gradual aumento hasta llegar a un punto donde ya estamos obligados a observar actos depravados sin oportunidad de escapatoria. Good Boy es una película difícil de ver, y más que las propias imágenes, lo que realmente puede llegar a afectarte es todo lo que el director implica que sucede fuera de escena. En particular el final es de las cosas más escalofriantes del cine de terror.

La dirección de Bøer es efectiva porque hace lo que tenía intención de hacer y eso está bien. Sin embargo queda una sensación de que por más que Good Boy resulta ser una película inquietante, a la vez se siente que el camino que tomó es predecible y seguro. De todas las acciones depravadas que podía representar, Bøe elige las más realistas, siendo esa tal vez su intención y claro que no se le puede reprochar a un cineasta por no hacer la película que nosotros queremos, pero en este caso es notable la restricción creativa, consciente o no, en cuanto a lo cruel, extraña, pervertida y arriesgada que podía ser su película con una premisa tan original.

Good Boy se queda como una película que a pesar de sus limites de presupuesto, logra ser una película de terror eficiente, pero que ya sea por miedo o falta de ingenio, no es capaz de llevar las cosas al un nivel más alto. De haberlo hecho quizá hoy estaríamos hablando de ella como un posible clásico de culto dentro de este género, no lo será; la recordaremos como una propuesta interesante y ya.

Dirección y guión: Viljar Bøe

Elenco: Katrine Lovise Øpstad Fredriksen, Gard Løkke, Amalie Willoch Njaastad y Nicolai Narvesen Lied

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