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El cine de horror/terror es uno que ha pasado por distintas épocas, y que ha visto un sinfín de subgéneros, y secuelas, las cuales han sido criticadas por diferentes públicos que constantemente expresan su inconformidad ante el estilo, o la falta de originalidad que suele abundar en este tipo de películas.

Lo cierto es que, cuando llega una cinta y se vuelve un éxito instantáneo, son muchas las posibilidades de que los estudios estén interesados en seguir explorando el universo de estas historias, y poco a poco esa originalidad por la que pudo haber brillado la primera entrega, se suele perder.

Cuando Scream estrenó originalmente en el mes de diciembre del año 1996, muchos aplaudieron al filme por ser un comentario mordaz hacía el subgénero del slasher, el cual, para aquel entonces, se encontraba en una situación no tan favorable, con varias continuaciones que parecían no tener la intención de innovar como alguna vez lo hicieron cuando aparecieron por primera vez, y sólo estaban ahí para generar ganancias.

Eventualmente, el éxito de Scream la llevó a tener una secuela al año siguiente, ¿irónico? Un poco; sin embargo, el concepto siempre se apegó a su valentía por hacer una crítica y un homenaje al género al que pertenecía, y fue así como Scream 2, también fue bien recibida.

Con Scream 3 y Scream 4 – esta última es una entrega que, a nota personal, puedo decir que es una de mis favoritas-, las cosas parecieron venir un poco hacía abajo, y aún así, fueron largometrajes que no perdieron su esencia, e hicieron mofa de las trilogías y los remakes, lo cual, a pesar de sus errores, hacen que sigan siendo consideradas películas sólidas, y no sólo en la franquicia, para el cine en general.

El trabajo realizado por Wes Craven y Kevin Williamson siempre se mantuvo fresco, astuto, mordaz, pero sobre todo, respetuoso ante el cine del que se hablaba. Cuando Craven falleció en 2015, la noticia fue triste para los seguidores de Scream, y no sólo porque la mente maestra detrás de la serie ya no estaba, sino porque el regreso a Woodsboro, y el volver a ver a Sidney Prescott, Gale Weathers, Dewey Riley, y a Ghostface, parecía poco probable.

Las cosas empezaron a cambiar, y el panorama comenzó a lucir más optimista. En 2019 Spyglass Media Group se hizo con los derechos de la franquicia, algo que llamó la atención de los seguidores. ¿Veremos una secuela? ¿Un remake? ¿Un reboot? ¿Quién se hará cargo de seguir con la historia? Fueron muchas las dudas que había en el aire, y conforme el paso del tiempo, estas comenzaron a resolverse poco a poco.

Llega el mes de marzo del año 2020, y los directores elegidos para llevar la titánica tarea de llenar los zapatos de Wes Craven son Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett, mejor conocidos como Radio Silence, y cuyo trabajo más destacado había sido la película del año 2019, Ready or Not, un filme que mezclaba el horror con la comedia y el gore, lo cual los hacía candidatos ideales para esta misión.

Y al tiempo de que los directores fueron elegidos, el cast comenzó a ser anunciado. Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquette fueron los primeros en ser anunciados, algo que trajo la alegría de muchos fans, pues Sidney, Gale y Dewey regresaban para hacer frente al siniestro Ghostface por quinta ocasión. A la par, James Vanderbilt y Guy Busick fueron seleccionados para escribir el guion, por lo cual la pluma de Kevin Williamson estaría ausente por segunda ocasión en la franquicia (aunque Williamson regresa como productor ejecutivo). Finalmente el cast terminó por completarse en los siguientes meses, cuando se anunciaron las adiciones de Melissa Barrera, Jenna Ortega, Jack Quaid, Dylan Minnette, Sonia Ammar, Mason Gooding, Jasmin Savoy Brown, Mikey Madison, y Kyle Gallner, además de contar con los regresos de Marley Shelton y Roger L. Jackson como la voz del temible Ghostface.

Así que después de un tiempo, la nueva entrega de Scream está aquí. ¿Es una secuela? ¿Es un remake? ¿Un reboot? ¿Los directores estuvieron a la altura de la misión? Todas esas dudas las resolveremos a continuación.

Scream nos lleva de regreso al ya conocido pueblo de Woodsboro, el cual ha sido un sitio tranquilo durante 25 años, pero todo cambia cuando de la nada, una chica llamada Tara (Jenna Ortega), es brutalmente atacada por una persona disfrazada de Ghostface. Esto hace que su hermana, Sam (Melissa Barrera) regrese a casa para averiguar quién está detrás de esta emboscada; sin embargo, sabe que la tarea es difícil, por lo que decide acudir a personas que han pasado por esta situación, y quienes comienzan a ayudarla, una vez que descubren que el asesino está detrás del grupo de amigos de Tara.

¿Qué es está nueva entrega de Scream? Cuando el título fue revelado, y mucha gente notó la ausencia de un número 5 en ella, comenzaron a cuestionarse si esto se trataba de un reboot, pero, la duda era mayor al notar la presencia de los tres originales. Tras haber visto la película, y citando un concepto originado dentro de ella, podemos decir que Scream es una “recuela“. Piensen un poco en Halloween del año 2018, ¿aún siguen con la duda? Citamos un poco a uno de los personajes de este nuevo capítulo, Scream es una secuela, pero a la vez implementa cosas totalmente nuevas dándole el aire de un reboot, no puedes hacer algo que dependa por completo de lo original, pero tampoco hacer algo completamente nuevo que moleste a los fans.

Esta película parte del concepto en el que muchos estudios han tenido por regresar a franquicias, y tratar de hacer algo nuevo, pero retomando elementos de las cintas originales, para mezclar todo dentro de un paquete que mantenga contentos a los fans de las primeras entregas, pero que también sea atractivo y amigable para las nuevas audiencias que están alejadas de estas sagas.

Con esta idea detrás, es fácil notar que Scream no ha perdido la chispa que la ha caracterizado durante años, y es algo que se agradece. Los directores fácilmente pudieron haber tomado el concepto e iniciar desde 0 con personajes completamente nuevos, pero, como fanáticos del trabajo de Wes Craven, respetaron su legado al abordar con astucia, elegancia y honor, todo lo que el realizador de Ohio construyó en su momento. Con esto, los fans pueden tener la tranquilidad de que todo estará bien…

Otro de los factores por el que esta entrega navega es el hacer un comentario sobre los fandoms, como mencioné líneas atrás, no puedes molestar a los fans. Seamos realistas, al ser seguidores de alguna franquicia tenemos cierta resistencia al cambio, a ver que lleguen directores con propuestas frescas, existe un temor, un miedo a lo desconocido, al no tener certeza si lo que alguien nuevo quiere implementar en nuestras amadas series funcionará; esta incertidumbre en muchas ocasiones llega a convertirse en hostilidad, cuando, en lugar de dar oportunidad a estos cambios, la oposición nos domina y terminamos por convertirnos en un agente tóxico dentro de estos grupos de fans, atacando toda nueva propuesta que creamos que le hará daño a la saga con la que crecimos.

Estos dos factores que detonan el concepto detrás de la cinta, están muy bien combinados, hay un comentario muy astuto detrás de cada uno de ellos, y todo se debe a que la escritura de Vanderbilt y Busick, comprende perfectamente la naturaleza que hay detrás de estos movimientos, lo ve desde el lado positivo, pero también explora el lado negativo y desagradable que en muchas ocasiones hemos visto. Tal vez en algún momento de la cinta, este comentario puede sentirse como un golpe a la cara; sin embargo, es una bofetada que hasta resulta necesaria, para comprender que todo evoluciona, el y que cambio en ocasiones es bueno; seamos francos, sería desgastante ver la misma idea ejecutarse una y otra vez.

Por su parte, este nuevo filme de la franquicia es más brutal que las cintas anteriores, desde la secuencia inicial, en la que Jenna Ortega se muestra como la adición más fuerte de todo el elenco, gracias a una actuación que transmite la necesaria sensación de desesperación, rabia y angustia que hay después de recibir una amenazante llamada, hay un inicio fuerte, lleno de potencia, que indica al espectador que está a punto de entrar en una película que jugará con sus emociones, será cruel, y equilibrará la empatía con el dolor, dando como resultado que la audiencia, sea capaz de sentir la furia del cuchillo de Ghostface atravesando por su piel.

Una parte de que esto sea posible, ocurre gracias a una buena escritura de personajes. Uno de los elementos que más se le criticaron a las dos pasadas entregas fue la aparición de personajes que sólo estaban ahí para morir, y aunque teníamos brillantes destellos como Jennifer Jolie (Parker Posey) o Kirby Reed (Hayden Panettiere) en Scream 3 y Scream 4, la construcción carecía un poco de esa fortaleza que la cinta original presentó en su momento. Si bien, en esta nueva película, la elaboración de los personajes, todavía queda un poco a deber, la estructura que hay detrás de cada uno de ellos es lo suficientemente sólida para sentir empatía por ellos, y terminar con una sensación de dolor después de verlos sucumbir ante Ghostface.

Hay una buena dosis de elementos emocionales que nos permiten conocer un poco más a fondo la historia de estos nuevos rostros, sabemos hasta cierto punto quienes son, cuáles son sus intereses, lo cual los vuelve más humanos, y no simples piezas de un tablero de ajedrez, y eso hace posible que el espectador pueda generar una conexión con todos ellos; esto a su vez también sucede gracias a las actuaciones del elenco, desde Jenna Ortega, pasando por Melissa Barrera, un brillante Jack Quaid, una sensacional Jasmin Savoy Brown, y hasta una interesante Sonia Ammar, todos ellos logran cosas refrescantes con sus personajes, el cast en general te mantiene intentando adivinar quién está detrás de la mascara, y cuáles son sus motivos para cometer los actos atroces que está realizando.

Roger L. Jackson también regresa como la voz de Ghostface, y podría decir que está es la mejor interpretación desde la cinta del 96, con un villano que disfruta atormentando a sus víctimas, desde sus llamadas puedes percibir cierto aire de condescendencia, crueldad, y sadismo. Este nuevo Ghostface goza torturando mentalmente a sus presas, y tú como espectador, también puedes sentir ese desasosiego que hay cuando un personaje contesta el teléfono y escucha por primera vez su voz.

Por otra parte, el regreso de los tres originales tampoco decepciona, si bien, en esta cinta su presencia puede ser menor en comparación a las cuatro entregas anteriores, aún siguen formando parte importante de la serie, y el guion se encarga de hacerles justicia y proporcionarles momentos en los que puedan lucirse y de encontrar la justificación necesaria para traerlos de regreso por quinta ocasión. Y si todo esto fuera poco, hay una serie de easter eggs bien implementados, que sorprenderán a los muy acérrimos fans de la franquicia, y les sacarán una sonrisa en cada momento que logren identificarlos.

Scream es un regreso brillante a la serie, y es agradable poder ser testigo que, incluso aunque hayan pasado 25 años desde la cinta original, y 11 desde que la última estrenó en salas de cines, aún existe el suficiente material para mantener a la serie viva, lejos de buscar aumentar la cantidad de cintas sólo porque sí, hay un verdadero motivo para contar la historia que la película quiere relatar, y eso es algo de lo que difícilmente otras franquicias pueden presumir.

La astucia, el humor, la tensión, el suspenso, y todo aquello que ha acompañado a la saga durante todo este tiempo, sigue estando presente, y puedo decir que el trabajo de Radio Silence, y todo el equipo que hay detrás de esta producción, está a la altura de lo logrado por Wes Craven, dando como resultado, la que me atrevo a decir, es la mejor secuela que Scream ha tenido.

Título original: Scream
Dirección: Matt Bettinellli-Olpin y Tyler Gillette
Guion: James Vanderbilt y Guy Busick
Elenco: Neve Campbell, Melissa Barrera, Courteney Cox, David Arquette, Jenna Ortega, Marley Shelton, Jack Quaid, Dylan Minnette, Mason Gooding, Jasmin Savoy Brown, Mikey Madison, Sonia Ammar, Kyle Gallner, Roger L. Jackson, Heather Matarazzo

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