23 de septiembre de 2023
Libro VS Película | "Cacería en Venecia", con más esencia de Agatha Christie que su novela

Libro VS Película | "Cacería en Venecia", con más esencia de Agatha Christie que su novela

Desde que terminé el primer capítulo de “Las Manzanas” supe que “Cacería en Venecia” no sería una buena adaptación, y creo muy importante empezar por este punto porque: a) no quiero que cause una mala interpretación; y b) es necesario poner sobre la mesa un punto clave que muchas personas que ven productos adaptados de otros han pasado mucho por alto.

Hollywood le ha mentido al mundo desde, prácticamente, siempre, cuando hablamos sobre adaptaciones: prácticamente todas las películas y series que nacen gracias a un libro, un cómic, una novela gráfica o incluso un videojuego incluyen una leyenda que está mal empleada: “basado en…”.

Desde hace varios años me he enamorado de la forma en la que un proyecto con ciertas características y trabajado para un medio en específico es transformado en otro totalmente distinto y va ganando o perdiendo elementos. Me refiero, así es, a las adaptaciones. Y he visto tantas (en verdad muchas) para poder hacer aseveraciones como las del párrafo anterior.

¿Por qué considero que decir que un producto está “basado en” otro, en muchas ocasiones, es desafortunado y erróneo? Sencillo: si el producto nuevo no contiene un porcentaje elevado de fidelidad del proyecto original, entonces realmente lo correcto no sería decir que está “basado en” sino “inspirado en”, ya que justamente el original dio esa chispa que el subsecuente necesitaba para poder existir… pero nada más.

Habiendo dicho esto, en el particular caso de “Cacería en Venecia”, no es una buena adaptación porque se jacta de estar “basada en” una novela cuya historia es prácticamente otra a la que el filme presenta, por lo que, de acuerdo a mi definición, habría sido mejor haber dicho que el largometraje se inspiró en el libro, y san se acabó.

Y la parte que no quiero que se me mal entienda es que no por decir que es una mala adaptación significa que es una mala producción; de hecho, es exactamente lo contrario: la película es bastante buena, e incluso se llega a sentir más como una historia de Agatha Christie que su propia novela.

Desafortunadamente, con “Las Manzanas” (o “Hallowe’en Party”, su nombre en inglés), Christie no logró crear la atmósfera de suspenso y misticismo que otros de sus textos sí consiguieron; de hecho, el libro hasta cierto punto es soso, carente de sustancia, y bastante predecible, algo muy triste por la comparación general de sus relatos.

En cambio, la nueva adaptación le inyectó frescura a una trama olvidada, haciéndola interesante y atractiva para el público que ya había disfrutado de los filmes que componen su franquicia cinematográfica (“Asesinato en el Expreso Oriente” y “Muerte en el Nilo”), y también para los que solo conocían la versión de tinta y papel.

No es una buena adaptación porque prácticamente se reescribió toda la historia para mostrarnos una trama inédita, que ocurre a muchos kilómetros de distancia del producto original, y que cuenta con personajes que mezclan varios de los que interactúan en el texto.

Sin embargo, lo que el guionista, Michael Green, y el propio director y protagonista de la cinta, Kenneth Branagh, sí hicieron, fue respetar los puntos clave de la novela para enfocarlos con una luz más espeluznante y enrevesada que hace que el público que la consume por primera vez dude de todos los participantes y pueda ver en ellos a criminales en potencia.

Las dos historias siguen un hilo conductor similar: ambas se llevan a cabo entre una fiesta de Halloween hecha en la casa de una mujer pudiente, y dónde al final de la misma ocurre el homicidio de un personaje que lleva el mismo nombre: Joyce Reynolds. Sin embargo, es la conducción de los acontecimientos donde todo se torna distinto.

Algunos ejemplos de lo anterior, que serían spoilers para aquellos que no han visto el filme y/o leído el libro, serían los siguientes: en la versión novelada, el crimen se resuelve a lo largo de varios días y en diferentes escenarios, mientras que en la película todo ocurre en una noche, en el hogar, aparentemente embrujado, de la anfitriona.

Personajes como el de la propia Joyce (Michelle Yeoh), Ariadne Oliver (Tina Fey), Rowena Drake (Kelly Reilly), Olga Seminoff (Camille Cotin), Leopold Ferrier (Jude Hill), el doctor Leslie Ferrier (Jamie Dornan) y Nicholas Holland (Ali Khan) existen en ambos proyectos, pero en la cinta son versiones que mezclan a otros personajes y tienen motivaciones, hasta cierto grado, diferentes a los del libro, pero que son coherentes en sí mismos.

Y en general, aunque todo el largometraje presenta pasajes, momentos y lugares que hacen guiños al texto original, ninguno es una calca del éste, pero eso se debe al enfoque que ambos proyectos sostienen.

El escrito busca evidenciar la falta de preocupación general de la sociedad cercana al nuevo milenio hacia actos violentos por haberlos normalizado hasta cierto punto, y también intenta mostrar cómo la avaricia puede hacer caer a muchos en actos de vandalismo.

La cinta, en cambio, presenta un caso atroz en la carrera del protagonista, Hércules Poirot, pero teniendo como móvil los actos arrebatados que algunas personas harían por un amor insano, y cómo éstos pueden afectar la vida de otros a través de daños colaterales.

Se nota que Branagh lleva tiempo estudiando las novelas de Christie, y apuesto a que quiso que su siguiente proyecto en esta reciente franquicia de adaptaciones fuera una historia poco querida por los fans de la escritora porque deseaba armar una visión de la que ella se habría sentido orgullosa si la hubiese planeado en sus inicios como novelista.

Quizás el actor, guionista y director también sintió que algo no estaba bien en Christie cuando hizo “Las Manzanas”, y que de haber trabajado aquel texto en sus años dorados no habría hecho un material tan carente de esencia como resultó la narración.

Por eso, con “Cacería en Venecia”, hizo la historia que una joven Christie habría amado contar, y estoy plenamente seguro de que ella se habría sentido más que dichosa de haber podido presenciarla.

Deja un comentario