Reseña | ‘Madre Solo hay Dos’, Temporada 2
La telenovela que sigue rompiendo los estándares del género.

Ana y Mariana deciden separarse, poniendo en riesgo los lazos profundos que existen entre ellas y las bebés. Y aunque se vislumbra una reconciliación, para lograrlo tendrán que superar varios retos, entre ellos nuevos amores y emocionantes oportunidades laborales, que sacudirán profundamente la dinámica familiar de ambas.
Sin duda el final de la primera temporada de Madre Solo hay Dos nos dejó a todos con la boca abierta y con las expectativas altas sobre la siguiente temporada. La espera fue un tanto corta, pues la segunda temporada de esta serie mexicana llegó a nuestras pantallas el pasado viernes.
La primera entrega de Madre Solo hay Dos exploró la maternidad a fondo, en sus formas más antiguas y modernas. También exploró un poco de cómo estas diferentes maneras de llevar la maternidad han afectado a la concepción de la familia o quizá hasta la han destruido.
Es de ahí donde parte la segunda temporada, con una enorme familia peculiar y disfuncional que está en peligro de quebrarse, Mariana, Ana y todos los que las rodean han creado bandos para defender sus intereses. Esto implica que el dúo que le dio vida a la primera entrega está separado ¿Entonces cómo funcionaría la serie sin su pilar? Una reconciliación no podía suceder fácilmente, por eso la decisión más inteligente fue transformar esa reunión en el mensaje principal de la historia: Las mujeres deben permanecer unidas.
Sin llegar a contar más de lo que sucede en estos nuevos episodios, es bueno ver que la mayoría de las subtramas que los componen se dirigen bajo ese principio, incluso llegamos a ver más de personajes secundarios femeninos que también ayudan a desarrollar este mensaje. Y por supuesto, se abre paso a que la dinámica entre Ludwika Paleta y Paulina Goto siga siendo el núcleo de la serie aún cuando sufre ciertas transformaciones que solo la refuerzan. Una vez más, siendo eso parte del mensaje.
Lamentablemente así como sigue explotando sus fuertes, Madre Solo hay Dos también repite algunos de sus mismos errores, como el mantener todos los episodios en una misma fórmula con situaciones similares que se repiten y repiten constantemente para que se alargue la llegada de su conclusión. También hay subtramas que son poco interesantes y otras que se resuelven de manera simple. Son problemas menores, pero son muy notables y pueden hacer que la experiencia sea un tanto menos entretenida.
Ante todo, Madre Solo hay Dos sigue siendo una telenovela/serie que busca reformar el género según las sensibilidades modernas. Aún no es el mejor ejemplo de representación de mujeres y minorías en algunos sentidos, pero si siguen en buen camino podría serlo en las siguientes temporadas que seguramente habrá.
Cinéfilo, crítico, swiftie y procrastinador profesional.