La re-edición con la visión original de Mario Puzo y Francis Ford Coppola.

Hace un año, tuve la oportunidad de ver por primera vez, El Padrino I y II en la Cineteca Nacional, sin embargo, decidí no ver la tercera ¿Por qué? No lo sé, algo en mi interior me decía que no era necesario en el momento, así que no lo hice. Hace unos meses, cuando se anunció que Francis Ford Coppola estaba trabajando en una restauración y re-edición más cercana a la visión original suya y de Mario Puzo, fue una señal de que mi decisión fue la correcta. Cuando se anunció que esta versión se podría ver en cines, fue una señal divina.

Entonces me propuse ver de nuevo las dos obras maestras que preceden a esta película y después ver El Padrino, Epílogo: La Muerte de Michael Corleone como si fuera la versión original, como si hubiera estado escondida por treinta años y apenas fue rescatada para ser vista como se merece. Sin prejuicios, con expectativas casi nulas, entre a la sala y me dejé llevar.

A finales de los años 70’s, Michael Corleone trata de llevar su negocio al lado legítimo al adquirir una compañía europea, con la ayuda de el Vaticano y el Papa. Esta transición se complica para Michael, cuando su sobrino Vincent quiere tomar control del negocio de la familia, sus viejos compañeros de negocios quieren más de lo que tienen y sus nuevos socios tienen planes diferentes en secreto.

Al igual que las anteriores, La Muerte de Michael Corleone comienza con una reunión y una ceremonia religiosa, en la que se establecen los desafíos con los que tendrá que lidiar Michael durante el resto de la cinta. De la misma manera, cada escena clave de la trama es un paralelismo de las escenas claves de las entregas anteriores, esto no significa que son meras referencias o re-interpretaciones, en realidad toma estos elementos para explorar las consecuencias que han tenido las acciones de Michael hasta ese punto de su vida.

Las consecuencias son un medio para llevarnos de la mano a esta historia sobre la culpa y el arrepentimiento, el Michael que alguna vez vimos terco, reacio, fuerte, ya no está. Ahora es un hombre que se deja ver vulnerable, más abierto, emocional, ríe y llora, más humano en general. Pero esto no es porque esté tratando de ser una mejor persona, sino por qué la culpa lo está matando por dentro. Todo lo que ha hecho, lo ha hecho por su familia, por protegerla, sin embargo lo único que ha logrado es perderla. Aún así no se detiene de seguir intentando ser su escudo y como toda buena tragedia griega, aquello que Michael quería evitar, es lo que termina sucediendo. La muerte de Michael Corleone no es un hecho literal, es más un hecho simbólico, una muerte espiritual.

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Ahora que sus hermanos están muertos, Michael solo tiene a sus hijos Anthony y Mary y a su sobrino Vincent para continuar con su legado, de formas que quizá le parezcan correctas o no. Anthony es el fragmento del Michael suave que conocimos antes de asesinar a Sollozzo y el capitán McCluskey, bondadoso y con intenciones de tener una vida fuera del negocio de su padre. Vincent se presenta a si mismo con una encarnación de Sonny, carismático y de temperamento explosivo, bajo la tutela de Michael, adquiere sus mismas cualidades frías y calculadoras, pero sin llegar a perder la humanidad que Michael cedió, Andy García hace un excelente trabajo con la transformación de Vincent. Estos dos personajes son representaciones de su pasado, pero es en Mary donde Michael ve su potencial futuro, honesto y puro, libre de culpa. Además en ella ve el poco amor que le queda por dar y recibir.

Esta separación de las facetas de Michael, no solo las vemos en estos diferentes personajes, las vemos en él mismo. Al Pacino ya había entregado dos de sus mejores actuaciones de su carrera con Michael Corleone, creo yo que en esta tercera entrega, Pacino hace su mejor trabajo con el personaje, pues al ser más versátil, el actor aprovecha el amplio rango de emociones que está a su alcance. En el clímax de la historia, el desgarrador grito silencioso de Michael es la última muestra de que Pacino se encontraba en su mejor momento actoral.

Al contrario de las primeras dos películas, que son concretas y perfectas, con La Muerte de Michael Corleone es fácil señalar algunas de sus fallas. Se establecen tantas situaciones en la trama que algunas veces se hacen a un lado para que otras puedan seguir corriendo. El guión de esta cinta confía más a la exposición de vez en cuando para explicar ciertos aspectos de la historia y llenar algunos huecos. El personaje de Mary era muy complicado y Sofia Coppola, sin ninguna experiencia en actuación, hizo lo que pudo, pero le quitó fuerza a algunos de los momentos más poderosos de la película. Esto y algunos otros problemas menores, que si bien están lejos de arruinar la experiencia, si marcan la diferencia con las El Padrino I y II.

Al final, El Padrino, Epílogo: La Muerte de Michael Corleone no puede presumir de estar exenta de errores, por esto no puede llegar a la misma grandeza que las partes I y II, sin embargo estuvo cerca, muy cerca de lograrlo. Tiene la misma maestría visual, el impacto emocional y las actuaciones magníficas. Un final merecido que le da conclusión al discurso sobre el poder, la corrupción, y lo más importante, la familia.

La película se está proyectando en algunas salas de Cinépolis hasta el 6 de diciembre, pero si no tienes tiempo o no quieres asistir al cine, puedes esperar al 8 de este mes para su estreno en digital.

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Título Original: The Godfather Coda: The Death of Michael Corleone

Dirección: Francis Ford Coppola

Guión: Mario Puzo & Francis Ford Coppola

Elenco:  & Eli Wallach

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